Antes del fuego, de los bomberos, del grito de los turistas y de las mirada atónita del mundo entero, la Catedral de Notre Dame era un gigante arquitectónico impoluto. Ahora, las llamas la ponen en boca de todos, pero en el fondo siempre lo estuvo. Su belleza no es menor que su historia.

No hay dudas que este emblemático edificio construido entre 1163 y 1345 guarda reliquias y obras de arte invaluables. Basta con mencionar la escultura Piedad —o El Descendimiento de la cruz de Nicolas Coustou del siglo XVIII o el magnánimo órgano que diseñó Aristide Cavaillé-Coll. Todo esto peligra.

Quienes hayan visitado Francia seguro han pasado por la Catedral. Es mucho más que la sede de la archidiócesis de París. Se trata de uno de los edificios más antiguos del estilo gótico. Simboliza un bastión cultural de la época medieval y todo su poderío artístico. La altura imponente y las hermosas estatuas que guarda dan cuenta de esto.

Por eso, aquí, en esta nota, un breve recorrido por su interior. Así es la Catedral de Notre Dame por dentro: inspiración de los artistas más geniales, así como también emblema de la cultura occidental.