Ante un marco multitudinario de peregrinos y devotos, Catamarca abrió las puertas del Año Jubilar Diocesano y Año Mariano Nacional por los cuatro siglos de la presencia de la Madre del Valle entre nosotros.

Con fuerzas renovadas y una inmensa alegría, miles de personas participaron de la Procesión en el cierre de las Festividades en honor de la Inmaculada Concepción, en su tierna advocación del Valle, marcando el inicio de este tiempo de gracia.

El Año Jubilar había sido inaugurado oficialmente en horas de la mañana, durante la Misa Solemne, y en la Procesión se expresó el júbilo por el comienzo de estas celebraciones, que tendrán su punto más elevado en el mes de abril de 2020, con el IV Congreso Mariano Nacional.

Los actos fueron presididos por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Ubanc, acompañado por el Obispo Emérito de La Rioja, Mons. Roberto Rodríguez; sacerdotes del clero diocesano y de otras jurisdicciones eclesiásticas del país.

Participaron autoridades civiles encabezadas por la Gobernadora, Dra. Lucía Corpacci; el Gobernador electo, Lic, Raúl Jalil; el nuevo Intendente de Capital, Dr. Gustavo Saadi; legisladores nacionales y provinciales; autoridades judiciales y de las Fuerzas de Seguridad.

Alrededor de las 18.00, la Sagrada Imagen fue trasladada, en su trono dorado, hasta el atrio de la Catedral Basílica, para recibir el saludo de miles y miles de devotos.  Los pañuelos al viento, millares de teléfonos celulares tomando fotos y videos de esos momentos históricos, el repicar de las campanas del Santuario, las lágrimas cubriendo los rostros, los vivas a la Virgen y a su Santísimo Hijo Jesucristo, marcaron fuertemente el comienzo de esa manifestación pública de fe cristiana, que se extendió durante el resto de la tarde.

La Cruz procesional comenzó a avanzar por calle Sarmiento girando por República.  Detrás marcharon peregrinos provenientes de diócesis de todo el país, quienes portaban pancartas que los identificaban, inclinándose con total devoción frente a Ella. También desfilaron por el Paseo de la Fe y la saludaron con infinito amor, agrupaciones folclóricas, organismos públicos, instituciones y movimientos eclesiales, clubes deportivos locales y de provincias vecinas. En ese paso se visualizaba, por ejemplo, una imagen muy grande de Nuestra Señora de Belén, con el Niño en sus brazos; muñecos gigantes que representaban a la Sagrada Familia de Nazareth; integrantes del Hogar de Cristo fundado por el recordado padre Raúl Contreras, delegaciones parroquiales y familias.

De acuerdo con información proporcionada por la Policía de la provincia, en los distintos puestos camineros registraron el ingreso de alrededor de 186.400 personas, desde 29 de noviembre cuando comenzaron estas Fiestas en honor de la Santísima Virgen con una inmensa caravana que llevó la Venerada Imagen de la Virgen a la Gruta de Choya, lugar donde fue encontrada hace 400 años. En esos accesos a la ciudad, los peregrinos fueron recibidos no sólo por personal del SAME, organismos oficiales u ONG, sino también por familias, grupos de personas solidarias que les brindaron asistencia, especialmente a quienes llegaban caminando o en bicicleta.“La Virgen saca lo mejor de nosotros”, decía sobre estos gestos el Padre Oscar Tapia, a través de la transmisión por aire y por la web de radio Valle Viejo, de la que tomaron la señal emisoras de toda la provincia; además de otras, como Soft en red con otras radios. Asimismo, se pudieron seguir algunos momentos de la Solemne Procesión a través de la Televisión Pública Provincial, por aire y por distintas plataformas de internet, con el aporte del Sindicato Argentino de Televisión, para gozo de tantos devotos que no pudieron asistir por estar lejos o impedidos por algún motivo particular.

Las calles y los frentes de casas y edificios estaban especialmente ornamentados en honor a la Reina de este Valle. Así, la escuela universitaria ENET N° 1 estaba adornada por banderas papales y argentinas, y una imagen grande de la Virgen había sido puesta en un altar ubicado en la puerta del establecimiento. En el sindicato de Luz y Fuerza fue saludada con papelitos impulsados por una máquina, otro tanto sucedió en diferentes edificios públicos y domicilios particulares, a lo largo del trayecto.

Luego de casi 50 minutos, a las 18.48, la Venerada Imagen era trasladada desde el atrio a la urna celeste para comenzar a recorrer las calles de San Fernando del Valle de Catamarca. Como es tradición, el Rector del Santuario abraza la Sagrada Imagen, al sacarla de su trono, y la entrega al Obispo Diocesano. Desde hace más o menos una década, esa misión corresponde al Padre José Antonio “Pepe” Díaz y a Mons. Luis Urbanc. En esta oportunidad, sucedió una situación particular, digna de mención. El viernes a la noche enfermó gravemente la mamá del Padre “Pepe” y falleció en la madrugada del sábado. El sacerdote viajó hasta la ciudad de San Miguel de Tucumán, para despedir a su madre y regresó a la siesta del domingo 8, para participar de la Solemne Procesión, ofreciendo su habitual servicio con total amor y devoción.

Con los acordes de la Zamba del Perdón, comenzó el acto litúrgico propio de la Procesión, mientras la Santísima Madre avanzaba ya por calle República.“Perdón por aquel mendigo, por aquella lágrima que hice brillar. Perdón por aquellos ojos que al buscar los míos no quise mirar. Señor, no le di mi mano, se encontraba solo y lo dejé partir. Perdón por no dar cariño, por sólo buscarlo y tan lejos de Ti…”.

A continuación comenzó el rezo de los misterios Gloriosos del Santo Rosario. A cada misterio se fueron proponiendo diferentes intenciones: por los peregrinos, por los agentes de pastoral, por los niños y jóvenes, por las familias “para que sean el reflejo vivo de la Sagrada Familia de Nazaret”, por los frutos del Año Mariano Nacional y el IV Congreso Mariano Nacional, “para que abramos las puertas de nuestros hogares, pero fundamentalmente de nuestros corazones para acoger a los 10.000 congresistas”.

En tanto, la urna, con andas, era transportada a lo largo de la Procesión por trabajadores de diferentes áreas como Defensa Civil, Infantería, Bomberos, Personal del Servicio Penitenciario y muchos otros. A lo largo de la marcha podía observarse a personal de Aguas de Catamarca, de la EC Sapem y otras reparticiones públicas, expresando su amor filial. Desde los balcones y domicilios reverenciaban piadosamente a la Madre Morena que pasaba por sus casas.

“¡Viva la Virgen del Valle, viva la Madre de los Peregrinos”, exhortaban los guías de la procesión y miles de voces al unísono respondían con gozo: “¡Viva!”. Y seguidamente fueron entonadas las estrofas del canto de la Virgen cuando visitó a su prima Santa Isabel: “Mi alma canta el amor de Dios y mi espíritu al Salvador. Porque miró mi humildad todo el mundo me aclamará. /  Y la Virgen Santa le cantó al Señor dándole las gracias por su gran Amor”.

Los vivas continuaron, dedicándolos a Nuestro Señor Jesucristo, que sigue invitando a todos los cristianos a conforma una Iglesia misionera, que salga al encuentro de los hermanos.

“Con María, Servidores de la Esperanza”, repetían los guías, tal como lo consigna el lema del IV Congreso Mariano Nacional.

El júbilo crecía en esta manifestación pública de fe, viviéndose un renovado Pentecostés. A las 19.30 llegaba a la Catedral la Cruz procesional. Y en esos momentos arribaba a La Alameda la Sagrada Imagen. Una explosión de júbilo se escuchó por todas las calles circundantes. Allí, junto a la simbólica Corona, familias enteras, portando banderas, elevando las manos con sus pañuelos, saludaban a la Madre Morena.

Los guías recordaban que Cristo nos abrazó desde la Cruz y nos dio a su Madre por Madre nuestra. Luego pedían por cuantos necesitan ser cuidados, respetados, amados, para que los cristianos salgan al encuentro de estos hermanos.

“Señora Reina del Valle, amantísima Patrona, eres fuente de alegría que nos guía y nos ampara. Ave, maravilla del Señor. Ave, Virgen María!”,  se cantó a continuación, con las gargantas ceñidas por las emoción.

La oración por la Patria fue rezada con total unción. “Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados…”. Hacia el final de la oración, se cambió el párrafo para pedir no desde Luján, sino “desde Catamarca (la Virgen) nos dice Argentina canta y camina”.

Como Catamarca se convierte, en este Año Jubilar, en el foco que irradia la devoción mariana hacia todo el país, era oportuno entonar: “De los cerros a los llanos, de los llanos hasta el mar, una voz nos hace hermanos para volver a cantar. Oh María Inmaculada, ¡Virgen del Valle natal!, Catamarca te proclama Reina y Madre tutelar”, estrofas que cantaba la multitud con fervor.

A las 20.15, la Preciosa Imagen de Nuestra Madre llegaba a la esquina de Sarmiento y San Martín. Las campanas a todo vuelo saludaban su regreso, los pañuelos coloreaban la tarde-noche, el cordón de seguridad -que se forma alrededor de la Virgen- era difícil de mantener por la cantidad de personas que deseaban acercarse a la Santísima Madre. La Banda de Música de la Policía de la Provincia hacía sentir fuertemente sus sones, mientras Ella giraba alrededor de la plaza 25 de Mayo.

Se rezó entonces la Oración del Año Mariano Nacional, en adhesión al Jubileo por los 400 años del hallazgo de la Sagrada Imagen. “María Madre del Pueblo, Esperanza nuestra, hermosa Virgen del Valle, ayúdanos a renovar nuestra Fe y nuestra alegría cristiana…”.

A las 20.30,llegaba la Santísima Virgen de regreso a su casa. Cuando era transportada desde la urna celeste hasta el trono dorado, fue puesta en brazos de la gobernadora saliente, Dra. Lucía Corpacci, del gobernador electo, Lic. Raúl Jalil, y otros funcionarios. Un gesto que alienta la esperanza de poner a Catamarca y el país bajo el manto protector de la Reina y Señora de este Valle. A reconocer a la Virgen como Madre fundadora.

Seguidamente, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, ofreció su mensaje resaltando la propuesta y defensa de los valores cristianos. Invitó a transitar el camino de la reconciliación, que tanto estamos necesitando. Y que suscite vocaciones en niños y jóvenes, y que las familias sean propicias en este sentido.  Pidió a la Virgen por los peregrinos y por su feliz regreso a sus hogares.

A continuación, Mons. Urbanc entregó la Carta Pastoral que escribió por el Año Jubilar a los Decanos de la Diócesis y autoridades civiles.

“Como hoy, más que nunca los argentinos tenemos que estar unidos”, expresaron los guías al invitar a los presentes a entonar las estrofas del Himno Nacional Argentino. Luego se cantó el Himno a Catamarca y seguidamente fue arriada la Bandera Nacional.

A continuación se presentó un auto sacramental para representar el hallazgo de la Imagen de la Virgen del Valle, hace 400 años, y estos cuatro siglos de fervor mariano en Catamarca y la región. Con danzas típicas de cada Región y el despliegue de dos enormes banderas argentinas, desde el rinconcito del Noroeste Argentino, se saludó al país que se une a este júbilo en el Valle.

Posteriormente, el Vicario General de la Diócesis, Padre Julio Quiroga del Pino, leyó el Decreto de Indulgencias Plenarias por el Año Mariano Nacional, de la Penitenciaria Apostólica del Vaticano, por mandato del Santo Padre Francisco, en el que, bajo las condiciones acostumbradas, se concede Indulgencia a los fieles que peregrinen al Santuario de la bienaventurada Virgen María del Valle o a otro Santuario o Templo Mariano.

Luego, el Padre José Antonio Díaz leyó las condiciones que se encuentran en el Ritual Romano para que el Obispo Diocesano imparta la bendición papal, con indulgencia plenaria incluida. Acto seguido, Mons. Luis Urbanc impartió la bendición papal a todos los presentes y a los que siguieron la ceremonia por los medios de comunicación social.

Las campanas volvieron a repicar, mientras los fuegos artificiales surcaban el cielo catamarqueño, para anunciar que las fiestas en honor de la Virgen del Valle concluían y Ella volvía a su Camarín.

“Adiós Reina del Cielo, Madre del Salvador, adiós oh Madre mía, adiós, adiós”, cantaban todos entre lágrimas, con las manos en alto para despedirla, aunque no del todo porque la llevaban en su corazón.