Hace poco más de una semana que miles de personas no pueden regresar a sus casas o han perdido todo, incluido la cosecha en la zona del Chaco americano, en la Argentina y en Paraguay. El último temporal que afectó el norte de la argentina golpeó fuerte en la provincia del Chaco, donde ya hay más de un millón de hectáreas afectadas.

Es una mala noticia, pero hay una más desalentadora: las proyecciones en la región indican que el panorama lejos de mejorar, empeorará en el corto y en el largo plazo. Un reciente estudio presentado en conjunto entre el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y Fundación Vida Silvestre Argentina, realizado en el marco del proyecto “Collaboration for Forests and Agriculture” demuestra que, si el uso del suelo sigue siendo como el actual, para 2028 se producirá una pérdida adicional de casi 4 millones de hectáreas de bosques en la región chaqueña, lo que equivale a 200 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires.

La eliminación del bosque nativo está relacionada en este país con el avance de la frontera agropecuaria, en general, con las plantaciones de soja. Un estudio del INTA de Marcos Juárez, Córdoba, es contundente para explicar el proceso y las consecuencias: el monte nativo absorbe 300 milímetros de agua por hora. Una pastura convencional (donde hay ganado) 100 milímetros. Y un campo con soja apenas 30 milímetros por hora.

“La deforestación genera gases de efecto invernadero, lo que contribuye al calentamiento global e intensifica las consecuencias del cambio climático. Los cambios rápidos, de amplio alcance y sin precedentes que se presentan debido al calentamiento global, son trágicos y sin vuelta atrás. Además, la pérdida de bosques contribuye a la extinción de flora y fauna y atenta gravemente contra el desarrollo sustentable de la sociedad“, indicó a Infobae Fernando Miñarro, Director de Conservación y Desarrollo Sustentable de la FVSA.

En la última década, en la Argentina se ha deforestado un promedio de 240.000 hectáreas anuales de bosques nativos y el Gran Chaco es una de las ecorregiones más afectadas por esta problemática. Según el Informe Bosques Vivos de WWF, se encuentra entre los 11 lugares más deforestados del mundo y con niveles más altos de degradación.

¿Qué significa esto? “Desde hace más de un siglo esta región enfrenta la pérdida sostenida de su patrimonio natural y cultural a causa del uso no planificado de los recursos y el avance de la frontera agropecuaria. En Argentina, durante los últimos 35 años hemos perdido 12 millones de hectáreas de zonas boscosas en la región chaqueña, lo que significa aproximadamente un 20% de sus ecosistemas naturales, de las cuales la mayor proporción de esta transformación ocurrió durante los últimos quince años y se concentró principalmente en las provincias de Chaco, Salta y Santiago del Estero”, agregó el experto de la ONG.

Una de las herramientas para detener este proceso nocivo es la ley de protección de bosques nativos que asigna un presupuesto anual para evitar el deterioro. Así, las provincias que deben evitar el avance de la deforestación deberían recibir fondos que compensen esa producción que no será realidad. Sin embargo, desde su implementación, nunca pudo contar con su presupuesto completo y recibió mucho menos de lo que le correspondería. El Presupuesto 2019 asigna apenas el 4.75% de lo estipulado en la norma. Y, también es notoria la falta de planificación por parte de las provincias para el ordenamiento territorial.

En ese sentido, hace dos semanas la Secretaría de Ambiente de la Nación aprobó nuevas transferencias emanadas de esa ley por un total de $46.424.453. “Esto se concretó en la segunda reunión del Comité Ejecutivo del Fondo Fiduciario de Bosques y Cambio Climático (FOBOSQUE), que destinará esos montos a cuatro provincias: Jujuy ($ 9.589.486), San Juan ($6.183.004,80), Santiago del Estero ($23.449.808) y Santa Fe ($7.202.155). Santiago del Estero y Santa Fe recibirán los recursos para el financiamiento de los planes de fortalecimiento institucional a través de sus autoridades provinciales de bosques, luego de haber cumplimentado las rendiciones pendientes de los planes correspondientes a fondos girados hasta 2015 y todas las rendiciones de los planes de manejo y conservación implementados hasta 2012. Con respecto al resto de las presentaciones pendientes, estas provincias ofrecieron un plan de regularización a concretar este año, junto a una propuesta para mejorar y volver más eficientes los circuitos administrativos locales de los fondos de la norma”, indicaron en esa dependencia.

Clima extremo y economía

El clima extremo y las condiciones que genera la deforestación no sólo producen una tragedia ecológica, sino también fuertes pérdidas económicas. Por caso, 50 productores nucleados en Federación Agraria Argentina (FAA) se reunieron durante la semana con el gobernador de Chaco, Domingo Peppo, ya que la situación complicó seriamente la cosecha en la provincia. “Teníamos perspectiva de la cosecha récord pero se fue todo con el agua. Hoy tenemos que ver no sólo cómo se sigue sino cómo se subsiste“, se lamentó Peppo durante el encuentro.

En tanto, el ministro de Producción provincial, Marcelo Repetto, destacó que la situación es “muy delicada”, y afirmó que “esta última lluvia tuvo el agravante de que se sumaron otras localidades de la provincia, donde el sector productivo es muy importante”.

Los daños son significativos, estábamos en plena campaña de cosecha de algodón y soja y el panorama no es el más alentador ya que hay probabilidades de más lluvias“, aseguró. Este nuevo temporal agrava la situación que ya era mala, desde las precipitaciones de enero en las que se había declarado la emergencia.