Con matices, fuentes del gobierno nacional, de la gestión bonaerense y del radicalismo coinciden en un punto de lectura interna: si no trabajaban en serio para cerrar filas, sus propios conflictos habrían disparado la crisis a velocidades y extremos que prefieren no aludir. Por supuesto, ninguno cree en milagros: la economía terminará definiendo su panorama político inmediato. Dólar, precios, incertidumbre, ráfagas del exterior que al pisar suelo local se hacen tormentas. Esa es la combinación que explica la necesidad de blindar el frente interno y también el riesgo que comparten todos los socios de Cambiemos.

Los pasos dados hasta ahora en su propio terreno, incluso para definir las medidas que viene anunciando el Gobierno, expresarían sentido común, tardío, y un síntoma básico de preservación. Son medidas –empezando por la modificación del sistema de bandas para el dólar- sujetas a las pruebas y sacudones del día a día, que exponen al mismo tiempo el ensayo de una “mesa política” real para discutir previamente las decisiones. Asoma como una instancia más sólida que las anteriores muestras de unidad, algunas apenas fotos.

En el circuito oficialista se refieren ahora a “los cinco gobernadores” casi como un conjunto político, que no lima diferencias de origen entre los jefes de cada distrito aunque empezaría a funcionar de manera regular. No sería por espasmos y parcialmente como sucedió desde el primer impacto potente de la crisis, a mediados del año pasado. María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y los radicales Alfredo Cornejo, Gerardo Morales y Gustavo Valdés han compartido este mes más citas y contactos que en el último año, entre ellos y con Marcos Peña y Rogelio Frigerio. También, con Mauricio Macri.

Este nuevo cuadro está cruzado por diferentes pinceladas de tensión. Podría decirse que es obra de la profundidad de la crisis. Y ese es el rasgo también distintivo. Desde hacía meses, venía creciendo el reclamo interno de alguna respuesta en materia económica, frente al persistente desgaste político con impacto en los planes electorales. El panorama se agravó y también hubo una inquietante señal hacia afuera provocada por internas mal evaluadas de entrada.

Ya no trataba sólo de la economía impactando en la política y en primer lugar, naturalmente, en el oficialismo. En espejo, el problema había escalado y de manera creciente la política agudizaba el complicado frente económico. Asomaban señales de incertidumbre sobre pronósticos electorales. Pero especialmente, crecían las dudas sobre la capacidad del oficialismo para resolver sus disputas domésticas. El elemento más inquietante empezó a ser el distanciamiento radical, notorio desde fines del año pasado, y más aún la peligrosa hipótesis de una fractura de Cambiemos.

En el círculo más próximo a Macri se percibió la cercanía del precipicio bastante antes incluso de las encuestas y evaluaciones de Jaime Durán Barba. Así es admitido entre operadores de las negociaciones que apuntaron a cerrar filas internas y a resolver algunas medidas de emergencia o “alivio” para tratar de contener la inflación y frenar la caída del consumo. El tema del vice y las listas ya habían pasado a segundo plano. Los mercados y la economía reclamaban señales sobre el sostenimiento de Cambiemos. Pasó a ser vital la unidad interna. La UCR se encontraría debatiendo desde esa perspectiva en su próxima convención nacional.

“Cerrar la interna es básico. Lo contrario terminaba en desastre. Ahora veremos cómo sigue”, dice un dirigente de peso en la estructura de Vidal, con realismo sobre el contexto que precipitó esos pasos y también sobre la precariedad de cualquier pronóstico. Lo preocupa la disputa central de las elecciones en su territorio, con Cristina Fernández de Krchner, y cree que en buena medida todo depende de lo que ocurra día a día con la inflación.

No es el único que advierte la prueba en continuado que sigue. Pero como la gobernadora, se encuentra respondiendo más de lo que quisiera al interrogante sobre la real existencia del Plan V. Es pregunta repetida en contactos más o menos reservados: la especulación gira de manera sostenida en medios políticos y más aún, en el reducido círculo de empresarios de primera línea.

Vidal fue preparada para responder sobre este punto, con gestos y palabras, en una cita empresarial, el martes último. Expuso ante representantes de la industria, el campo, la construcción, el comercio, la bolsa y parte de los bancos. El gesto: una exposición personal basada casi exclusivamente en su gestión. Las palabras: en círculo más informal, les dijo que Cambiemos ya tenía candidato a presidente y candidata a gobernadora. El esquema de apuesta reeleccionista del macrismo lo completa Rodríguez Larreta.

¿Cierra el tema lo dicho por Vidal hace un par de días y otras veces antes? Para nada, porque es fruto además de las tensiones y hasta de angustias entre su público, como el de esta semana, frente al deteriorado cuadro económico. La especulación sobre la candidatura de Vidal en reemplazo de Macri es alimentada por el esmerilamiento que sufre el Presidente como consecuencia de la crisis. Y está atada en el desenlace de la hipótesis a la agudización de la crisis, como carta electoral con expectativas. Al contrario, asoma obvio, no funcionaría necesariamente si las cosas mejoraran o al menos se estabilizaran. Así opera el esquema, linealmente, en el papel.
Otra paradoja, como la necesidad interna de cerrar filas recién en zona de riesgo.