coronavirus covid Catamarca
Cuarentena en Catamarca

Finalmente el día tan negado llegó. Justamente, los catamarqueños nos pasamos más de 3 meses y medio rogando, rezando, y haciendo todo lo que estaba a nuestro alcance para que el Covid-19 no llegara a nuestra provincia.

Los ciudadanos “guardándose” en sus casas, evitando todo contacto con vecinos y conocidos, dejando de visitar a los abuelos, comprando en la despensa del barrio, rezando y poniendo a la Virgen en nuestras puertas, incorporando el barbijo en nuestra vida, postergando proyectos y tratamientos médicos. Dejamos de ser uno para ser un “Todos”. Porque cuidarnos era cuidar al otro, al cercano y al que está más allá y que no conocemos.

El gobierno cerrando fronteras antes que nadie, obligando -primero en todo el país- el uso del barbijo a pesar de la opinión en contrario de la OMS (que luego le dio la razón a Catamarca de la importancia de su uso). Fue el primer estado, -antes que la Nación incluso-, en prohibir los espectáculos y reuniones públicas para evitar aglomeraciones. Se cerraron camineras, se paró la Administración Pública para evitar que los trabajadores se expongan, se implementó un propio sistema de permisos de circulación, se armó un hospital monovalente, se capacitó al personal de Salud, y así muchas acciones que sin dudas dieron resultado, sino basta comparar con estados vecinos que fueron más flexibles al comienzo de la pandemia.

Claro que hay errores, por supuesto. Pero también es muy claro que hubo aciertos, sino como se explica que hayamos pasado 105 días sin conocer un virus altamente contagioso que circula por el planeta y ya contagió a más de 11 millones de personas y se llevó la vida de más de medio millón (525.554 más exactamente hasta esta mañana).

El peor error es, y seguirá siendo, el relajamiento.

Lo hubo en el personal de seguridad, que seguramente cansados de tanto control, dejaron abiertas las puertas para que entre el que quiera con un mínimo control o nulo directamente. En las últimas horas sabemos fehacientemente que el puesto de Las Salinas era un colador. Ni la temperatura, ni un papel pedían a los transportistas que llegaron de a cientos con los insumos básicos. En varios puestos camineros dejaron de funcionar los arcos sanitarios y solamente se pedían datos personales como un simple control de rutina.

Lo hubo en personal de salud, que en los últimos días ante la sucesión de test negativos comenzaron a dosificar los testeos y no a todos los que venían de otras provincias se los realizaban. Aparentemente sólo a los que presentaban síntomas, y ahí radicó el problema. Un camionero asintomático entró, compartió con su familia y volvió a trabajar. Y cuando viene de regreso a Catamarca y ante la aparición de síntomas en la ruta, y la advertencia de la empresa que había compañeros infectados, pide voluntariamente ser sometido a las pruebas que finalmente dan Positivo.

Pero no sólo los responsables de controlar se relajaron, nosotros también: dejamos de usar el barbijo, nos olvidamos de lavarnos la manos, volvimos a las juntadas y a los asados, en las oficinas comenzamos a compartir confiados en que no había casos y el virus no circulaba, los comercios con tal de vender funcionaban sin cumplir los protocolos, y así una sucesión de errores ciudadanos que debemos asumir responsablemente.

Nadie está exento de contagiarse

No es para estigmatizar, no es para discriminar. CUALQUIERA se puede contagiar. La persona que adquiere el virus es un enfermo y hay que cuidar y atender. Nadie quiere enfermarse, nadie lo hace a propósito.

Pero lamentablemente, afloran muchas miserias humanas. A veces muy similar a lo que vemos en esas películas de zombies donde se cierran las puertas para que nadie entre, o lo que peor se mata al hermano, a la esposa o a los hijos porque están “infectados”.

Seguramente el miedo hace que haya una especie de caza de brujas, de escraches, de fotos tratando de identificar al enfermo, de agresiones de todo tenor, y del que también fuimos víctimas por haber tenido el triste privilegio de tener la primicia del Primer Caso Positivo, esa noticia que ningún catamarqueño quería recibir;  y a la tarde compartir –en simultáneo con medios colegas de gran prestigio– los primeros resultados Positivos de los allegados al trabajador. Datamarca es un medio digital autóctono, hecho por catamarqueños para los catamarqueños y lamentablemente ayer nos tocó enfrentar esta dolorosa situación de tener que decir lo que nadie quería escuchar: “Catamarca perdió el Cero”.

Justamente, la persistencia en la negación nos puede llevar a seguir cometiendo errores. Seguir buscando culpables sería de necios. Hay que volver a Fase 1, no porque lo diga un decreto, lo debemos hacer cada uno a conciencia para cuidarnos y seguir cuidando a nuestros seres queridos. Y este cuidado, se debe ampliar a todos los rincones de la provincia y a los barrios más vulnerables en la Capital, donde todos sabemos es nuestro “Talón de Aquiles”.

No hay que volverse locos, es hora de volver a la calma y volver a creer. Creer en nosotros mismos, creer en nuestro ser catamarqueño. Creer en nuestros valores de solidaridad y empatía con el hermano. Algunos creer en la Virgen del Valle que de ninguna manera quitó su manto y también en Fray Mamerto Esquiú. Creer que entre todos podemos vencer esta pandemia. Son varias batallas que se avecinan, pero la más importantes es: Frenar los contagios para evitar que la muerte llegue a Catamarca, por eso, quédate en casa, cuídate y cuida a los tuyos, que entre todos podemos.

Redacción Datamarca