La vecina María Laura Montoya puso en conocimiento de las autoridades del museo la presencia de este mortero que no estaba asentado en los registros oficiales. Ante tal información personal especializado realizó el relevamiento y será estudiado próximamente.

David Álvarez Candal, responsable del Museo Arqueológico Samuel Lafone Quevedo, explicó que días pasados la vecina mencionada del barrio Chaquiago sur informó la presencia de un mortero comunitario que se encontraba sobre el arroyo del Huayco, por la parte norte.

“Nos informó que quedaba detrás del nuevo hospital o en sus proximidades; nosotros, inquietos porque sabemos que se está extendiendo la urbanización hacia ese sector, nos llegamos al lugar constatando la presencia del mismo y sí se trata de un mortero de 18 hoyos; hemos hecho las mediciones tomando el punto de GPS y hemos constatado que el entorno de ese mortero está siendo modificado para la construcción de casas y la apertura de calles, hemos podido hablar con algunos vecinos para que tomen en cuenta la presencia de este mortero y no afecte su entorno; no creemos que la actividad actual afecte al mortero directamente, ya sea ocultándolo o movilizándolo con maquinaria, pero sí pueden llegar a estropear el entorno donde se desplaza el mortero, cosa que puede ocasionar una pérdida de valor”, resaltó.

Historia

Con respecto a la pieza, que es de grandes dimensiones, se utilizaba para el procesamiento de los granos que se deben haber cosechado en un espacio cercano; cabe acotar que éste se encuentra a la vera del arroyo que atraviesa la geografía del departamento.

“Varios grupos familiares hacían una junta de granos en las cercanías; tiene que ver con una solidaridad de grupo que existía bastante en la organización económica y social de las poblaciones locales antes de la llegada de los colonizadores europeos. Hay cierta idea indigenista actual que da cuenta que estos lugares, con la ayuda de agua que se echa dentro de los morteros, permiten la observación astronómica, pero no está constatado en la observación arqueológica; en nuestro caso, analizando el contexto, pensamos que se trata de un mortero comunitario, que seguramente habría una zona de cultivo muy próxima y que el sitio arqueológico se encontraba a cierta distancia de este lugar, entonces la comunidad hacía el proceso primario de grano en ese lugar para llevar menos cantidad hacia el sitio arqueológico que se encontraba en otro lugar, a mayor distancia. Como autoridad de aplicación en la preservación del acerbo cultural se procederá a sensibilizar a la población sobre su importancia, además de valorizar el espacio en donde se encuentra emplazado”, explicó Candal.