La posibilidad que la histórica “Fábrica de Alfombras” de Catamarca sea transferida del Ministerio de Turismo y Cultura a otra área de gobierno ha generado incertidumbre, no sólo en los trabajadores, sino también en los actores de la cultura de la provincia.
Es que desde hace días, sumado a la Etapa Roja de Aislamiento Estricto para combatir la pandemia de Coronavirus, trascendieron movimientos internos que habrían determinado no sólo el pase al Ministerio de Industria y Comercio, sino la relocalización en el área industrial de El Pantanillo, cosa que terminaría por echar tierra al ambicioso proyecto de ubicarla en su sitio tradicional de la Manzana del Turismo.
Es decir, con la demolición del predio para situar el 911 el año pasado a pesar de los pedidos de gran parte de la comunidad, se dilapidó una inversión de alrededor de 40 millones de Pesos que se gestionó ante el Consejo Federal de Inversiones. En ese lugar, estaba diseñado la instalación de 30 telares montado en una estructura adecuada para sus dimensiones, un aire acondicionado especial que eliminaba las partículas de lanas en suspensión, un lavadero diseñado para que luego del proceso de lavado con soda caústica y otros productos -con proceso de desagote sin riesgo ambiental- las grandes alfombras se puedan secar al sol de manera natural; un depósito de los productos terminados en el taller escuela -única en el País-, sumado a ello una gran cisterna propia en el corazón de lo que era la histórica Manzana.
