Un violento episodio ocurrió en pleno centro de Tucumán donde una mujer fue agredida en la calle por una automovilista que la insultó, la amenazó de muerte, intentó atropellarla y finalmente la atacó con gas pimienta.

¿El motivo? La acusaba de haberle roto el espejo de su auto.

Ocurrió cerca de las 19.20 del sábado en la calle Crisóstomo, ubicada en Barrio Sur San Miguel de Tucumán, donde Johana Loto (33) circulaba en su moto cuando tocó el espejo de un Peugeot 3008 color negro.

La reacción de la dueña del coche fue perseguirla durante varias cuadras, hasta que la cruzó con el auto. Fue allí cuando comenzó a insultarla diciéndole que le había dañado el espejo. Johana negó la acusación y, apenas pudo, volvió a acelerar.

Sin embargo, la situación no quedó ahí: la conductora del auto siguió tras ella y volvió a atacarla. Esta vez, amenazándola de muerte.

En su cuenta de Facebook, la víctima relató: “Ahí volví a dejarla hablando sola y seguí mi camino. Jamás imagine que estaba planeando atropellarme cuadras más adelante y preparando su gas a aerosol. Cuando llego a Crisóstomo Álvarez 321 me quiere chocar. Yo empiezo a tratar de orillarme para no caer, me tira el auto impidiendo mi paso mientras en su mano tenía preparado el GAS PIMIENTA”, dijo.

Y continuó: “Gritaba sacada diciendo tomá ‘culiada’. Yo tenía puesto mi casco, lo que me ayudó, entre comillas, que no sea peor. Me quemaba la piel, comencé a tener dificultad para respirar, náuseas, no podía ni abrir los ojos”.

En este sentido, Johana señaló que frente al lugar del ataque había agentes de tránsito que le pidieron a la conductora que frene y le tocaron el silbato, aunque ella huyó rápidamente.

Personas que pasaban por el lugar se acercaron a ayudar a Johana y la trasladaron al Hospital Padilla, ubicado a algunas cuadras de allí. En el centro de salud le brindaron asistencia para calmar las heridas generadas por el aerosol.

Según explicó, le realizaron un lavaje, le colocaron inyectables, suero y crema para quemaduras. Tras un tiempo, se fue a la casa con gotas que le recetaron para sus ojos irritados y con crema por las lesiones en la piel.

“La Policía llegó después, la Ambulancia del 107 jamás apareció. Cuando respiraba con dificultad y me quemaba la piel, la gente decidió llevarme en un vehículo particular”, detalló la joven.

Y concluyó: “La denuncia está realizada, lo que hizo esta psicópata no tiene justificación, aparentemente es DOCENTE no puede educar a nadie ni hacerse cargo de si misma”.