Familiares de las víctimas, ciudadanos y organizaciones civiles marcharon este martes para exigir justicia tras la masacre cometida en Minatitlán, Veracruz, el pasado viernes.

Los manifestantes de la “Marcha por la Paz” exigieron al gobierno federal realizar una investigación expedita, pero sobretodo, reprocharon que las autoridades hayan catalogado la masacre como un suceso derivado de un problema de venta de drogas, cuando en realidad era una fiesta familiar.

“A mi hijo lo asesinaron por ir a una fiesta. Dijeron que era un ajuste de cuentas y no es cierto, era una fiesta. Ustedes en Minatitlán también van a fiestas”, dijo Aracely Careta, madre de Alfredo Meugniot.

Al igual que ella, una centenar de personas se plantaron en la plaza pública de Lázaro Cárdenas en Minatitlán, para hacer público que la masacre en la que 14 personas murieron no fue un ajuste de cuentas, sino un terrible suceso en el que cada una de las personas fue una víctima inocente.

“Mataron a mi hijo de 30 años. Él llegó a esta fiesta familiar a las 8 pm y media hora después ya lo habían matado; lo mataron como se mata a un animal“, dijo Aracely durante la protesta.

En medio de su dolor, la mujer, que cargaba pancartas con el rostro de su hijo, denunció que la noche de la masacre, los agentes de la Fiscalía General del Estado de Veracruz tomaron las fotografías que horas después empezaron a circular en redes sociales.

Aunque fueron pocos los manifestantes, el edil del lugar, Nicolás Reyes, tuvo que dar la cara ante una multitud que no dejaba de gritarle “cobarde”, y a quien le exigían invertir en el funcionamiento de la cámara de vigilancia y la renuncia del jefe de la policía municipal.

También le enviaron un mensaje al presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien le exigieron que refuerce la seguridad en el municipio.

Investigación apunta a pugna entre cárteles

La investigación en torno a la matanza se centra en la hipótesis de una venganza entre grupos criminales, así lo declaró el fiscal del estado de Veracruz, Jorge Winckler.

En una conferencia de prensa, el funcionario indicó que se están rastreando los antecedentes de las víctimas, una de las cuales es propietaria de dos bares en la misma zona donde ocurrió la matanza.

Winckler señaló que se tienen informes de que en las inmediaciones de uno de los bares “se vendía droga de un grupo de la delincuencia organizada y luego en este lugar se empezó a vender droga de un grupo distinto”.

Además, enfatizó que los análisis periciales han determinado que “fue un ataque perfectamente dirigido y coordinado contra las personas que estaban en esta mesa“.

De acuerdo con esta hipótesis, el conflicto es entre el Cártel de Jalisco Nueva Generación y los Zetas.