La prenda se lucirá en el cierre del Año Mariano Nacional, y “acuña todas las manifestaciones espirituales de la gente”, en este tiempo de pandemia.

Durante la noche del sábado 28 de noviembre, se llevó a cabo el tradicional cambio de manto de la bendita imagen de Nuestra Señora del Valle, en vísperas del inicio de las festividades marianas.

La ceremonia, que habitualmente se suele realizar de forma privada, en esta oportunidad fue seguida por miles fieles y devotos a través de las redes sociales desde el Camarín.

Entre cantos y oraciones, se desarrolló el rito, que fue presidido por el Pbro. Gustavo Flores, Rector del Santuario del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora del Valle – Catedral Basílica, quien luego de la lectura del Evangelio procedió a la bendición del manto, “símbolo de consagración y protección, que usará Nuestra Madre del Valle en el cierre del Año Mariano Nacional”, afirmó, expresando el anhelo “que sienta todo el pueblo santo estar siempre bajo el cuidado especial y amoroso de la siempre Virgen María”.

El relato de los guías contó que la Imagen de la Madre Morena “a partir de una antigua tradición española, porta mantos confeccionados exclusivamente para Ella con las joyas que recibe de sus hijos. Lleva bordados signos catequéticos referidos a la Encarnación de Nuestro Señor, a la Inmaculada Concepción, al Espíritu Santo, entre otros.

La vestición comenzó con la colocación de algodones, que protegen la Imagen cuatro veces centenaria y luego se separan en pequeñas partes para regalar a sus devotos y peregrinos, especialmente para los enfermos. Después le pusieron la túnica blanca y finalmente el manto preparado especialmente para que luzca en esta fiesta cerrando este año en que la celebramos por los 400 años de amor maternal.

La nueva prenda fue descripta en detalle a partir de la lectura del relato, escrito por su autora, la Sra. Graciela Díaz de Carrizo, quien nunca había realizado algo igual. “Está hecho a mano con una guarda, que lo rodea totalmente, y lleva un galón de piedras provenientes de Checoslovaquia -antigua denominación del país europeo-. Tiene una longitud de 5 metros y medio y el vuelo tres metros y medio”. Lleva estampados a “Don Manuel de Zalazar en el momento que se encuentra con la Virgen y la traslada a su casa. La niña Rina -quien confeccionaba los mantos hasta su partida- tuvo en su pensamiento un bordado en honor a los peregrinos en su manto”. Por ello “bordé a Héctor René Barrionuevo, joven de San Miguel de Tucumán, quien lleva años atravesando 230 kilómetros por la Cuesta de El Totoral en su silla de ruedas acompañado de otros peregrinos”.

También “se muestra la procesión como una de las más grandes manifestaciones populares que se vive en la provincia. Está bordado nuestro Obispo, autoridades, Guardianes de la Virgen y la Agrupación Gaucha, que muestra veneración y acompaña año a año a la Virgen montada a caballo. Al lado del Señor Obispo está la niña Rina, quien me dejó su legado para este manto y entrando en la Catedral está nuevamente junto a las Hermanas Dominicas. A pedido de una niña bordé cinco palomas que representan al Espíritu Santo, sus rayos unen 14 logos que representan a grupos y movimientos religiosos. Rodeada con perlas genuinas traídas desde Venezuela por una devota, se encuentra la Santísima Trinidad y a los pies se bordó el logo del niño por nacer. Se encuentran también los retratos del Vicario Segura y del arquitecto Luis Caravati; la historia de la Cadena de la Virgen se presenta como una de las narraciones que ha descripto lo milagrosa que es la Virgen Morenita. La mano derecha de la Virgen, que protege a la Argentina, la bordó una señora con Alzheimer, y la izquierda la bordó una señora que con lágrimas decía: ‘Yo nunca bordé, pero al verlo se percibe el amor de la Virgen”, describió el relato leído.

Y continuó: “Se agradece especialmente la donación de 1.400 piedras de cristal de Swarovski, que fueron adquiridas mediante donaciones. Estos cristales fueron incrustados a mano en el manto dándole brillo y esplendor. También le fue obsequiado por una devota un Rosario engazado en plata y rodocrosita”.

La reseña concluyó con “el agradecimiento a Nuestra Madre Morena por acompañarnos en este año tan difícil, mostrando su amor, poder y paciencia, en la protección de nuestra salud ante el Covid-19”. También se mencionó el paso de muchos profesionales, autoridades, familias, que “pusieron sus manos y le escribieron en el manto algo que quedará para la historia. Por esto y más que no está escrito, la especial prenda acuña todas las manifestaciones espirituales de la gente. A los 400 años del hallazgo de la bendita imagen se presenta esta cobertura de fe para nuestra amada Virgen del Valle”.

De esta manera, la Patrona de Catamarca ya luce el nuevo manto que lucirá en estas fiestas con las que cerraremos un tiempo de gracia en el marco de la pandemia.