Miguel Gutiérrez, un joven precandidato a intendente de Andalgalá, en Catamarca, llegó a un acuerdo con un comercio de esa ciudad y lanzó la garrafa social a un costo de 250 pesos por el envase de 10 kg. Lo insólito es que el sistema es financiado por él mismo y acceden a la ayuda desocupados y beneficiarios de la Asignación Universal por hijo.

“En una situación de crisis económica como la que está ocurriendo ahora y que golpea a los sectores más vulnerables, decidí implementar este sistema para llevar un pequeño alivio a nuestra gente y vamos a ser muy exigente para que llegue a quienes realmente necesiten. Con mi equipo preferimos optar por estas acciones de campaña que son pocos habituales pero que tienen un beneficio concreto y lleva un mensaje de un cambio real de la manera de hacer política”, dijo.

En este sentido explicó que acordó una campaña de trabajo con los pequeños agricultores de las zonas rurales de Andalgalá para incentivar la producción. “Ellos nos plantearon cuestiones simples para comenzar a trabajar como la de la preparación y limpieza de los terrenos antes de la siembra y es así que estamos llevando a cabo un cronograma de limpieza con nuestras máquinas. En poco horas de trabajo, el agricultor tiene listo su campo para comenzar a trabajar y eso me da una enorme satisfacción y alegría”, indicó.

Gutiérrez, es un joven empresario de la construcción y la industria, que preocupado por los años de postergación de su ciudad natal se decidió a participar en política para acceder a la intendencia y cumplir el viejo sueño de convertir a Andalgalá en un polo de desarrollo y equidad social. “Todos aquí fuimos testigos de cómo se perdieron las oportunidades de desarrollo que tuvimos con las regalías mineras y durante la bonanza económica de nuestro país. Mi pueblo tiene todo para crecer, tiene agricultura, turismo, industria, artesanía y minería pero por políticas mezquinas todo este potencial no fue desarrollado”, indicó.