La delgada cobertura de hielo no permite la navegación pero tampoco tiene el suficiente espesor como para transitarla a pie y realizar perforaciones con el grado de seguridad necesario.

Las aguas frente a la Base Antártica Carlini, ubicada en la Isla 25 de Mayo de la Antártida Argentina, se congelaron en su superficie para repetir un fenómeno que se da todos los inviernos y que limita las actividades de investigación científica.

Según información suministrada por la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, “año tras año, en algún momento del invierno, las aguas de caleta Potter, en cuyo margen se encuentra Base Carlini, empiezan a congelarse; estos días conforman el único período en que nuestros científicos interrumpen los monitoreos en las aguas antárticas de la zona, solo quedan algunos sensores sumergidos”.

La delgada cobertura de hielo no permite la navegación pero tampoco tiene el suficiente espesor como para transitarla a pie y realizar perforaciones con el grado de seguridad necesario.

“Son días en los que el océano se vuelve pudoroso frente a la incansable curiosidad de los investigadores, que respetuosos y pacientes, desvían su atención hacia otras tareas y quehaceres”, completa el comunicado.

La Base Carlini está ubicada en Caleta Potter, Isla 25 de Mayo, y es la principal base científica permanente argentina; su origen data del 21 de noviembre de 1953 cuando la Armada Argentina instaló el Refugio Naval Caleta Potter, luego Estación Aeronaval.

La base es administrada y operada por la Dirección Nacional del Antártico y el Instituto Antártico Argentino controla y ejecuta los proyectos científicos que se desarrollan a lo largo del año, mientras que la Dirección Antártica de Ejército aporta el personal para las tareas logísticas, entre ellos a los buzos que con el resguardo de una cámara hiperbárica en la base, recolectan las muestras, incluso bajo hielo, y colaboran con los múltiples proyectos de investigación.

Parte de las tareas científicas se realizan desde los refugios argentinos Elefante y Albatros que se encuentran en las cercanías; la base cuenta con el Laboratorio Antártico Multidisciplinario Carlini (LACAR) y el Laboratorio Argentino, ambos gestionados por el IAA. En el LACAR se realizan estudios de atmósfera en particular sobre el efecto invernadero y el cambio climático.

En 1994 fue inaugurado el Laboratorio Dallman a través de un convenio con el Instituto Alfred Wegener de Alemania. En sus cuatro laboratorios, su acuario y el resto de sus instalaciones trabajan también científicos de otros países con los que se poseen convenios internacionales. Asimismo, a través de un convenio con el Instituto Nacional de Oceanografía y Geofísica Experimental de Trieste en Italia fue instalada en 2001 una estación sismológica permanente.

Las investigaciones científicas más relevantes que se realizan en la base abarcan la biología costera y terrestre, oceanografía, geología y glaciología. Estas actividades se realizan de manera ininterrumpida desde hace más de dos décadas, lo que ha posibilitado una recopilación de serie de datos científicos dentro de las de más larga data y completa de la región Antártica.

La Base Carlini cuenta con una gran biodiversidad de fauna y flora, dentro de las aves se destacan los skúas, petreles y tres especies de pingüinos.

Fuente / Télam