Con un electorado polarizado por bloques ideológicos al 50% y presagios de que podría demorarse por varias semanas la definición de quién podrá formar gobierno, 36 millones de españoles y españolas se aprestan hoy a votar en elecciones presidenciales anticipadas en un clima de expectativa e incertidumbre por la fragmentación del voto.
Este escenario es inédito en la historia de la democracia nacida con la constitución de 1978. Tras la crisis económica nacieron Podemos (de izquierda), pero con la crisis territorial generada por los reclamos independentistas en Cataluña emergió Vox, un partido de ultraderecha crítico a la pasividad de los políticos tradicionales que “pusieron en riesgo la unidad de España”.
Todas las encuestas aseguran que Pedro Sánchez, líder del PSOE, es el favorito, con chances reales de alcanzar la mayoría en el Congreso en coalición con Podemos y otros partidos menores nacionalistas y separatistas. El principal opositor, Pablo Casado, estaría muy lejos de arrebatarle el primer lugar, aunque también tendría condiciones de alcanzar el gobierno junto a Ciudadanos y Vox.
La principal incógnita está centrada en cuánto obtendrá Santiago Abascal, ya que su formación es demonizada por los progresistas y la izquierda, debido a sus posturas antiabortistas y de simpatías con el franquismo, que siempre estuvo latente pero no tenía expresión política competitiva. Sus propuestas parecen haber llegado transversalmente a todos los sectores sociales, incluidos los más bajos y castigados por la difícil situación económica, sin embargo no se animan a expresarlo en las encuestas.
Además, no pudo participar en el debate porque la junta electoral consideró que no le correspondía, ya que no tenía representación parlamentaria, modificando el criterio. En efecto, Podemos y otros partidos minoritarios pudieron hacerlo en el pasado.
Despejar ese dato, cuánto sacará finalmente Vox es la clave para saber si la derecha liderada por Casado estará en condiciones de gobernar, ya que en el cierre que ayer realizó en Madrid, el líder del PP anunció que está dispuesto a una coalición con ese partido y también con Ciudadanos, liderado por Albert Rivera.
Aunque también hay dudas en relación a los escaños que obtendrá el PP, el partido que lideró cómodamente ese espectro ideológico y que con el lanzamiento de un nuevo jefe partidario, isologo y puesta escénica realizada en enero parecía que podría superar el bajón que sufrió después de la traumática salida de Mariano Rajoy vía moción de censura.
En los trackings que trascendieron ayer nada hacía presumir que el PP alcanzará el objetivo de 100 escaños que los estrategas de ese partido se habían propuesto, a pesar de la instalación de figuras muy carismáticas como es el caso de Cayetana Alvarez de Toledo, la mediática hispanoargentina que va de candidata para el primer puesto en Barcelona.
En cambio, Sánchez, el presidente que llegó al gobierno tras una audaz maniobra que sorprendió a Rajoy hace 10 meses, cuando con Podemos y los independentistas formaron una mayoría para desplazarlo en el Parlamento, ha logrado consolidar al socialismo. Hacía 8 años que estaban fuera del poder, por lo que recuperar La Moncloa le dio un renovado impulso, al punto de que estaría en condiciones de alcanzar 140 escaños, que no le alcanzan para lograr la mayoría (se necesitan 176), pero que está muy por encima de los 85 que el PSOE obtuvo en el 2016.
De cumplirse los pronósticos de las encuestas, Sánchez también tendría la posibilidad de pactar con Ciudadanos, la formación liberal y democrática que comparte con el PSOE las políticas de género, entre otras varias. De hecho, los análisis de opinión aseguran que hay 800.000 votantes que están indecisos entre ambos partidos, por eso el socialista siempre dejó la puerta abierta para una coalición.
Sin embargo, Rivera se pronunció enfáticamente en contra de una posibilidad semejante, repitiendo a diestra y siniestra que “mi objetivo es llevar a Sánchez a la oposición, yo con él y con Iglesias no voy ni a la esquina”. Dado que su partido es criticado por “transfuguismo” -la práctica de sacar dirigentes políticos de otras agrupaciones-, todavía hay quienes creen que la posibilidad de esa coalición está intacta.
Entre otras cosas, porque consultados en las encuestas, votantes de centro preferirían que Ciudadanos se integre con el PSOE en caso de que el socialismo obtenga los votos que se presumen, ahuyentando la temida alianza con Podemos.
Es por eso que Pablo Iglesias moderó de un modo inusitado su discurso, mostrándose en ambos debates como un firme defensor de la constitución, de la que leyó varios artículos. Además, se mostró condescendiente con sus rivales, pidiéndoles que no se tiren unos a otros con el mote de “mentiroso”, en un rol de moderador democrático que innegablemente aliviará al PSOE de críticas si tiene que encarar negociaciones para formar gobierno.
Lo que se votará hoy en las escuelas de todo el país son 350 escaños del Congreso elegidos en 50 provincias, más Ceuta y Melilla, y 208 escaños del Senado, repartidos entre 59 circunscripciones. El voto para el Congreso es la clave, porque es allí donde se forma el gobierno. El Senado es la cámara de revisión, y le toca aprobar o rechazar las medidas aprobadas en el parlamento, ya que las leyes deben salir con el respaldo de ambas.
En España también se puede votar por correo, si en forma anticipada así se lo expresa. En la última semana fueron larguísimas las filas frente a las oficinas para poder depositar el voto, e incluso se trabajó a destajo, incorporando incluso más personal para cumplir con las expectativas. Por supuesto, también los ciudadanos y ciudadanas españolas residentes en el exterior pueden votar, en urnas especialmente preparadas en los consulados.
El horario de votación termina a las 20 y a las 23 (hora española) ya se podría tener una tendencia prácticamente definitiva del escenario electoral. El voto es con papeletas, se cuenta manualmente y se transmite en forma electrónica, lo que facilita el escrutinio provisorio. El definitivo tarda unos días más y estaría el 4 de mayo.