Mientras el mundo despedía al pontífice, un chico de dos años de la localidad santiagueña de Los Telares sobrevivió a un accidente. Su madre y el médico atribuyen su recuperación a un milagro.
El 25 de abril de 2025, mientras el mundo lloraba la partida del papa Francisco en Roma, una familia de Los Telares, una pequeña localidad de Santiago del Estero, vivía un drama que culminó en lo que médicos y seres queridos califican como un milagro.
Lionel Coronel Ventureira, de apenas 2 años, cayó en una cisterna de 1,80 metros llena de agua y permaneció cinco minutos sin signos vitales.
Su supervivencia, contra todo pronóstico, es atribuida por su madre, Romina Ventureira, y el doctor Ricardo García Villaverde a la intercesión del fallecido Pontífice.
El accidente ocurrió en el patio de la abuela materna de Lionel, donde el niño jugaba. Al caer en la cisterna, su abuela se lanzó al agua, lo rescató tomándolo de una pierna y le practicó respiración boca a boca antes de llevarlo al hospital local.
Lo primero que pensé fue que Lionel estaba muerto, ahogado dentro de la cisterna, relató su madre.
Al llegar al centro de salud, el doctor García Villaverde encontró al pequeño en estado crítico: pálido, con hipotonía y agua en pulmones y estómago.
“Le hicimos RCP, lo abrigamos, le pusimos oxígeno y logré que expulsara agua al vomitar. Pero su estado era gravísimo”, explicó el médico.
Ante la complejidad del caso, Lionel fue trasladado de urgencia al hospital de Añatuya, a 70 kilómetros de Los Telares.
Durante el trayecto en ambulancia, Romina, sumida en la desesperación, comenzó a rezar. “Cerré los ojos y vi al papa Francisco de espaldas, como si se fuera al cielo. Le dije: ‘Si estás con Dios, intercede por mi hijo. No me lo lleves’”, recordó.
En ese momento, el niño, que mostraba una respiración agónica, comenzó a estabilizarse.
A diez minutos de llegar a Añatuya, el doctor García Villaverde notó que Lionel alineaba el cuello con el tórax y la cabeza, un signo de recuperación.
“Aplaudí y le hice un gesto a Romina. Para mí, fue un milagro”, afirmó el médico.
En Añatuya, los chequeos confirmaron la recuperación del niño, que hoy lleva una vida normal sin secuelas.
“Estoy segura de que el papa intercedió por mi hijo”, aseguró Romina entre lágrimas. El doctor García Villaverde, al entregar al pequeño al equipo médico, les dijo: “No me pregunten cómo vive, porque esto es un milagro”.
A la familia, les recomendó: “Sigan creyendo en lo que crean, porque Lionel es un milagro”.
La historia llegó al obispo de Añatuya, monseñor José Luis Corral, quien la compartió en un diario local el 4 de mayo.
“No hablo desde un lugar oficial, sino desde la emoción y la fe. Para Romina, su hijo está vivo por la intercesión de Francisco, y su testimonio es auténtico. Dios actúa a través de la oración, los médicos y la ciencia”, escribió.
Aunque aclaró que declarar un milagro requiere un riguroso proceso en el Dicasterio para las Causas de los Santos, con informes médicos y dictámenes científicos, el caso de Lionel ha conmovido a la comunidad y podría ser un punto de partida para futuros análisis, especialmente tras el reciente fallecimiento de Francisco.
