Cada vez más embarazos cursan con hipertensión según aprecian los médicos y demuestran las estadísticas.

“Los trastornos hipertensivos del embarazo son la tercer causa de muerte materna en el país, se sabe que aumenta mucho la mortalidad y morbilidad tanto materna como fetal. Hasta el año 2009 los datos locales mostraban que la incidencia de estos trastornos en los embarazos era del 13% y en los últimos años superan el 16% aproximadamente”, advirtió la médica Analía Aquieri, de la División Cardiología del Laboratorio de Hipertensión del Hospital de Clínicas José de San Martín (Buenos Aires).

Lo hizo en el marco del 44° Congreso Argentino de Cardiología que se realizó la semana pasada, donde este fue uno de los temas más relevantes.

Datos oficiales hasta el 2010, muestran que los trastornos hipertensivos complican alrededor del 10% de los embarazos. Sus formas severas, la preeclampsia y eclampsia, representan alrededor del 4,4% de todos los nacimientos, explica un informe que surgió del encuentro.

La doctora mencionó que los datos nacionales más actualizados son de 2011 pero que en la práctica se observa que la tendencia se acentúa. Consideró que si se tiene en cuenta la mortalidad materna y en paralelo la incidencia de la hipertensión, se puede concluir que esa proporción ya se habría superado. “Esto es una tendencia mundial por lo que estaríamos en consonancia”.

Daniela Pérez (39) acaba de tener su segundo hijo hace sólo unas semanas. Con él en brazos recuerda que fue una ardua lucha lograrlo. Tiene además una hija de 12 años, con quien tuvo un embarazo sin complicaciones.

Sin embargo, en el último mes de gestación se le declaró hipertensión y preeclampsia. La niña nació perfectamente, pero a la primera de estas patologías la sigue cargando. También las consecuencias: perdió 3 embarazos.

“El primero que perdí fue por anoxia prolongada producida por hipertensión arterial, estaba controlada por cardiólogo pero parece que había picos en ciertos momentos”, detalló. Después de eso le detectaron trombofilia , “se espesaba la sangre al subir la presión y eso favorece la formación de coágulos, ese fue el problema en el segundo embarazo que perdí, la conjunción de las dos”, explicó.

Después vino una tercera pérdida hasta que finalmente, con un embarazo minuciosamente controlada y medicada “hasta la cabeza”, logró tener su segundo hijo.

Especialistas coincidieron con lo planteado en el congreso y aseguraron que efectivamente esto es lo que se aprecia en la práctica. La edad a la que se produce el embarazo es uno de los factores de mayor peso: hay mayor riesgo en casos precoces y tardíos.

Puede suceder que llegue al embarazo con hipertensión declarada o que se desarrolle durante la gestación. La tendencia de postergar la maternidad que se aprecia hace algunos años hace que las embarazadas sean mayores. Ellas tienen más chances de tener hipertensión, explicó el cardiólogo Ariel Baigorria.

“El aumento es debido a la edad avanzada de la madre, lo que generalmente va de la mano con mayores niveles de obesidad, diabetes, colesterol elevado, falta de actividad física y de dietas sanas.

Hoy a los 45 años con un tratamiento de fertilidad una mujer puede quedar embarazada pero el riesgo cardiovascular es mucho mayor que a los 23 años. Hay más factores de riesgo cardiovasculares a esa edad y esto hace posible que la mamá tenga más complicaciones durante su embarazo”, dijo Aquieri.

Por la edad es que muchas parejas deben apelar a tratamientos lo cual puede ser un coadyuvante para desarrollar esta patología. “Muchas pacientes con fertilización asistida son sometidas a medicación que puede elevar la tensión arterial y hacer aparecer hipertensión. Por ejemplo el corticoide puede elevarla y muchas lo tienen indicado”, mencionó Chrabalowski.

También inciden la obesidad, el sedentarismo, tabaquismo y colesterol alto.

El cardiólogo Lucas Gutiérrez mencionó que hay más controles, mejores diagnósticos y más conciencia de necesidad del control cardiovascular en la mujer y los obstetras hacen cada vez más hincapié en esto lo que favorece la detección.

Controles permanentes
Controlar la presión arterial en estos casos es un procedimiento complejo ya que es natural que haya modificaciones durante la gestación. Es un proceso de adaptación para facilitar la llegada de sangre, nutrientes y oxígeno a la placenta que ocurre indistintamente de la edad.

Por ello, se produce un aumento del gasto cardíaco, es decir, del trabajo que realiza el corazón para expulsar un volumen de sangre adecuado a las necesidades del organismo. Entre las consecuencias cuenta el incremento de las posibilidades de permanecer con hipertensión luego del parto.

“Aquellas mujeres que durante el embarazo sufren de hipertensión, eclampsia o preeclampsia, incrementan varias veces el riesgo de tener problemas cardiovasculares en la edad adulta mayor. Por este motivo deben tener un seguimiento cardiológico, para evitar que con el paso de los años aparezcan eventos como angina inestable, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular”, manifestó la cardióloga Lucía Kazelian,del Grupo Corazón y Mujer de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).

Se presenta más en adolescentes y mayores de 30 años. Estiman que esta patología la padece un 16 % de las futuras mamás.