Para comprar una pickup se necesitan hoy 7.000 dólares “billete” más que hace menos de dos meses. Por el momento, no creen que afecte a las ventas. El mayor problema es la falta de unidades.

No habrán sido tan visionarios como los que apostaron al bitcoin, cuando la moneda virtual valía unos pocos dólares, pero quienes compraron autos hacia fines del año pasado pueden jactarse, al menos, de haber hecho un buen negocio. Por la baja del blue por seis semanas consecutivas y la suba de precios de los vehículos entre enero y febrero, los 0 km acumulan en 2021 un aumento de hasta 30% en dólares “billete”.

Las listas de las automotrices registraron subas en pesos de alrededor de 15% en el primer bimestre mientras que el tipo de cambio informal cayó de $160, en los últimos días de diciembre, hasta los $145 que cotizaba ayer. Este combo provocó una inesperada “inflación verde” automotriz que cambió el clima de euforia que había en el sector hasta hace poco. Tras el reinicio de la actividad pos cuarentena, las ventas de autos se dispararon por el incremento de la brecha cambiaria. No hay que olvidar que hace pocos meses, la cotización del dólar paralelo llegó a rozar los $200. En esos días, los consumidores con ahorros dolarizados se volcaban a las concesionarias para comprar el vehículo que hubiera disponible y aprovechar la ventaja cambiaria. Para tener una idea, cuando el blue alcanzaba su nivel récord, en octubre pasado, los autos estaban en pesos entre 20% y 30% más baratos que hoy. Con el nuevo retroceso del tipo de cambio informal de ayer, la brecha cambiaria es la más baja en 10 meses.

En todo este tipo se destacó que la demanda en el sector está impulsada por la diferencia entre el dólar informal y el oficial, cotización que se utiliza para fijar los precios de los vehículos. Ese incentivo al consumo, sumado al faltante de autos por la restricción a las importaciones y la lenta recuperación de la producción tras la parálisis por la cuarentena, hizo que aparecieran sobreprecios en muchos modelos. Sin bien el mercado sigue desabastecido, en las concesionarias reconocen que los clientes no están tan ávidos de adquirir un 0 km. “Se siente en el mercado el impacto de la baja del blue. Hay demanda pero hoy la compra es mucho más racional. Ya no está la locura que había en el segundo semestre del 2020 y la demanda está más floja” explicó el gerente de una concesionaria. El problema es que, como hay tan pocos autos disponibles, siguen sobrando compradores, más allá que decidan con mayor cautela.

En las agencias, se están produciendo demoras en los pagos de los clientes que apuestan a una recuperación del cambio informal para cancelar sus deudas. “Hace unos meses, un cliente compraba un auto y en tres o cuatro días venía a cancelar. En cambio, ahora, con la baja de la cotización ‘patean’ el pago a la espera de una recuperación del valor para gastar menos dólares” señalaron en otra concesionaria. Hay que tener en cuenta que mucha gente compró dólares blue a $180 o más y, desde hace tres meses, no paran de perder dinero invertido.

Por ejemplo, una pickup Chevrolet S10 valía en diciembre $3.960.900 que, medidos en blue, representaban 24.755 dólares “billetes”. En febrero, su valor es de $4.629.900 o 32.150 dólares blue, un 29% más cara en dólares. Para comprarla hoy, hay que deshacerse de más de 7.000 dólares del “colchón”. Una cantidad significativa, respecto a dos meses atrás. Lo mismo sucede con modelos más económicos. Un Renault Kwid, costaba 6.400 dólares blue en diciembre y ahora deben desembolsarse 8.450, es decir, 2.000 dólares más que hace siete semanas. Si se toma el cambio oficial, si bien aumentó desde diciembre, la variación es mucho menor porque el dólar formal pasó de $89 en diciembre $94 ayer. Es por eso que los incrementos de los precios en dólares de los autos, en base a la cotización oficial, subió entre 5% y 10% en 2021. Por el momento, en el sector no cambian las proyecciones de mercado para este año y siguen apuntando a superar las 400.000 unidades. “El mercado va a crecer en la medida en que haya disponibilidad de vehículos. Ese es el principal problema. Si la brecha sigue achicándose, podría repercutir en la demanda pero todavía hay diferencia como para que siga siendo atractivo comprar un 0 km”, explicaron en otra agencia.