La apertura de los mercados de Asia contrastaba a la medianoche con las apuestas a futuro de occidente. Los índices de Wall Street estaban en rojo. Hay cautela en los inversores por el enfrentamiento con China, donde los mercados parecían ver la crisis de otra manera y los indicadores estaban arriba en hasta 0,50 por ciento. Japón era el que tomaba distancia. El Nikkei abrió la rueda con una fuerte caída de 1,45%. Las Bolsas de Europa tenían tendencias dispares.

Este movimiento preanuncia un lunes agitado en la Argentina, donde los inversores tienen un ojo en la crisis interna y otro en el comportamiento del dólar contra las monedas de los países emergentes.

Lo que es muy probable, viendo el movimiento prematuro del exterior, es que los bonos locales paguen algún costo y pueda subir más el riesgo país.
Por otra parte, habrá que ver si se repite la gran oferta de divisas de los exportadores, que el viernes elevaron el monto de negocios de la plaza mayorista a USD 1.012 millones contra 842 millones del jueves.

El dólar mayorista cerró vendedor a $44,90, cuando dos días antes había estado en $45,35 pero no es garantía de que la tendencia sea la misma el lunes. No hay que olvidar que el rebote de la oferta ocurrió porque se solucionaron problemas técnicos con la AFIP en el plazo de liquidación de divisas de los exportadores de granos.

Durante el fin de semana no hubo noticias positivas y abundaron pronósticos sobre que el rebote de la economía no llegará tan pronto porque el Banco Central mantiene las tasas elevadas. Los cálculos previos fallaron. La inflación seguirá alta en abril y también en mayo.

El dato a favor es que los depósitos en dólares en los bancos siguen creciendo y están en el nivel más alto del siglo XXI: casi USD 30.700 millones. Pero más allá de la confianza en el sistema financiero, esos números confirman el avance de la dolarización porque los plazos fijos en pesos se mantienen estables, lo que significa una caída en términos reales porque no crecen al ritmo de la tasa de interés.

Las oscilaciones del dólar son bruscas y se perdieron las referencias. El Banco Central, con sus intervenciones tempestuosas en el mercado de futuros, le quita lógica al movimiento de la divisa, que sube en el mercado de contado mientras que en el de futuro, a pesar de la tasa de interés que se le recarga al precio spot, aparece con un precio ventajoso. También hay algo de artillería de los bancos oficiales que intervienen diariamente y siempre sobre el final de la rueda con lo que pueden porque sus mesas de dinero no funcionan como antes. Fueron prácticamente desmanteladas.

De allí que los dólares del Tesoro en vez de venderse a través del Banco Nación en la plaza, lo que sería más conveniente para controlar el precio del dólar, se deban licitar a través del Banco Central, que todos los días le entrega al mercado USD 60 millones.

El tema que más debería preocupar al Central es la pérdida de paridad de los bonos. El riesgo país refleja esta incertidumbre y es imposible pensar en la estabilidad del tipo de cambio con títulos en divisas que pierden valor. Los tenedores de bonos los ofrecen a precios bajos cuando cae la divisa, para comprar dólares y fugarlos. Algunos los envían al exterior y otros van a fondos de inversión de títulos del Mercosur y bonos de Estados Unidos.

Si el bono tuviera paridades más altas serían un buen refugio para ahorristas e inversores y le quitaría el monopolio al billete norteamericano.
La semana abre con perspectivas inciertas. Los exportadores siguen siendo los árbitros del mercado, aunque el Banco Central dice que puede intervenir en cualquier momento.

El tema es que su capacidad de fuego adicional no es tan elevada como se calcula. El FMI le autorizó USD 9 mil millones y deben pedir autorización antes de cada intervención.