La nueva serie de Malena Pichot explora la amistad entre dos ex criminales. Con un elenco mayormente femenino, la trama entrelaza humor y crítica social en un contexto argentino.
Las comedias argentinas viven un buen momento, con ejemplos como División Palermo o Porno y helado. Y si de humor hablamos, Malena Pichot tiene el pulso justo para contar una historia entre la crítica social y el humor negro. Esta vez lo hace con Viudas Negras: puts y chorras*, una ficción que llegó a la TV y al streaming.
Flow estrenó completa —con lanzamientos semanales en TNT y HBO Max— esta serie de 8 episodios que narra la historia de dos amigas, ex viudas negras, que dejaron su vida criminal atrás: Maru (Pilar Gamboa) vive una existencia “soñada” en un country y finge que nada ocurrió, mientras que Mica (Pichot) tiene un centro de estética en Flores y recuerda con cierta nostalgia aquellas épocas. Sin embargo, ambas se ven obligadas a volver al ruedo: formaron parte de un asesinato y son extorsionadas por su antigua jefa (una María Fernanda Callejón que arrasa) para dormir a otro hombre.
Malena Pichot, junto a Pilar Gamboa, reflexionó en diálogo con Cadena 3 sobre el contenido de la ficción: “Más allá de que se trata de viudas negras, es una serie sobre la amistad; sobre estas dos amigas que son opuestas en algún punto y muy parecidas en otro”, remarcó.
Así, más allá de las risas y lo criminal, las actrices coinciden en que es una serie que apunta a la amistad y a cómo miramos el pasado: o lo sobrevaloramos con nostalgia o preferimos hacer de cuenta que no existió.
La sátira es el terreno que más recorre la serie: hay “chetas” de country —brillan Marina Bellati, Monna Antonópulos y Paula Grinszpan— que hablan en un código inentendible y actúan de forma tan estrafalaria como realista. Ahí reside parte de la gracia de Viudas Negras: jugar con una realidad que, a veces, supera la ficción. “Son noticias que fueron saliendo y son reales. Parecen una joda, pero son cosas que pasaron”, señala Marina Bellati a Cadena 3.
Con un elenco compuesto mayormente por mujeres, Callejón destaca en Cadena 3 la habilidad de Pichot para escribir con mirada feminista sin caer en poses: “Es la picardía y la sutileza de que el delito lo cometa una mujer. Es como un atropello a la sociedad, a lo cultural; creo que ahí está el destape (…). Van a reflexionar muchos hombres. Acá no tiene que ver con el feminismo irredento o fundamentalista, sino con el 50-50, con que nos miremos un poco más los géneros en igualdad de condiciones”.