Miriam Elizabeth Rodríguez Martínez, una mujer del estado de Tamaulipas, dedicó los últimos cinco años de su vida a un objetivo: encontrar a su hija, Karen Alejandra Salinas Rodríguez, que en 2012 había sido secuestrada por un grupo delincuencial.

Ante la falta de una labor eficiente por parte de las autoridades, Miriam fundó la Comunidad Ciudadana en Búsqueda de Desaparecidos en San Fernando, que junto con otros padres de familia se dedicó a la búsqueda de docenas de personas de las que se desconocía su paradero.

Gracias a sus tareas de búsqueda, dos años después encontró el cuerpo de su hija en una fosa clandestina en San Fernando y entregó a las autoridades la información necesaria para la captura de al menos nueve de los asesinos.

A partir de entonces empezó a recibir amenazas, pero lejos de experimentar miedo, se volvió una mujer más activa en la búsqueda y denuncia de desaparecidos. A partir de entonces siempre andaba armada ante la negativa del Estado para otorgarle la protección necesario.

En sus últimos años, Rodríguez Martínez cerró los pequeños negocios que tenía por seguridad y se dedicó a trabajar en el centro de salud de San Fernando.

En distintas ocasiones la sociedad civil pidió auxilio a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para proteger a los activistas a favor de los derechos humanos en Tamaulipas, entre ellos Miriam.

Un mes antes de su asesinato participó en la caravana Contra el Miedo en su paso por las ciudades de McAllen y Brownsville, Texas.

El día que fue asesinada, el 10 de mayo de 2015, Día de las Madres, Miriam regresaba a su casa y detectó que era seguida por una camioneta Pick Up blanca a la que luego se detectó transitar a gran velocidad unos minutos después de haber cometido el crimen. Días antes, uno de los presos acusado por el asesinato de su hija se había fugado de la cárcel.

El grupo de hombres armados llegó hasta su casa, y le disparó en reiteradas ocasiones. Murió durante el traslado al hospital.

Ella previó su muerte unas semanas antes le dijo a una persona cercana: “Un día me van a matar”.

Las primeras investigaciones de la Fiscalía revelaron que los asesinos eran personas con antecedentes penales e historial delictivo desde hace muchos años.

Cinco meses después, uno de los hombres señalados por su asesinado, Juan Manuel Alvarado López, alias “El Alushe”, fue abatido por elementos del Ejército y de la Policía Federal en San Fernando.

El asesinato de Miriam desató una serie de protestas entre activistas que buscan a sus hijos  y familiares desaparecidos, al no haber sido la primera que recibía amenazas por parte de grupos delincuenciales involucrados en la desaparición de personas.