Carlos Tevez fue titular y “fabricó” un penal. Tras su polémica salida del “Fortín”, Mauro Zárate no ingresó: el “Xeneize” quedó a tres unidades de la cima de la Superliga.
Boca, que venía de una semana dulce después de obtener el pasaje a los cuartos de final de la Copa Libertadores, logró recuperarse en el torneo local: superó 3-0 a Vélez, luego de dos fechas sin triunfos, y se acomodó a tres puntos del líder Racing.
Cristian Pavón, Edwin Cardona (de penal) y Sebastián Villa anotaron para el conjunto de Guillermo Barros Schelotto, que eliminó los nubarrones de las últimas semanas.
Vélez planteó el partido en campo contrario, con presión extendida y el objetivo de recuperar la pelota lo más arriba posible. El plan logró resultados parciales: sostuvo el control del balón, pero le faltó profundidad.
A Boca le faltó vivacidad de mitad de campo hacia adelante. Sólo Pavón le aportó dinámica en los primeros minutos y eso facilitó la tarea al conjunto del Gringo Heinze.
Sin embargo, el hecho de achicar hacia adelante implicaba riesgos. Y en una salida rápida del Xeneize, Boca usufructuó esa ventaja, Wanchope Ábila habilitó a Pavón quien, a la carrera, no perdonó: 1-0.
La apertura del marcador evidenció las fortalezas de Boca y las debilidades del equipo de Liniers. Cada vez que aceleró, la escuadra de Guillermo Barros Schelotto dio sensación de riesgo.
El árbitro Fernando Echenique omitió un evidente penal de Abraham a Ábila, pero seis minutos después, a los 38′, compró una simulación de Tevez y Cardona ejecutó con presteza: 2-0.
En la segunda parte, Vélez intentó imprimirle aún más ritmo a la presión. Con un remate de Ramis que pasó cerca y una intervención de Andrada ante Gastón Giménez, tuvo sus chances.
Pero en cada excursión con campo abierto, Boca asustó. Y mantuvo el control del partido, que, más allá de algún sofocón, nunca dio la sensación de que pudiera escapársele. Villa, en una corrida postrera, le dio cifras definitivas al duelo.
Mauro Zárate, en la mira por su polémica salida del Fortín, no dejó el banco de suplentes. Un síntoma de las variantes y la jerarquía con la que cuenta Boca, tal vez su principal virtud, la que lo llevó a ser el bicampeón del fútbol argentino.