Diego Molina fue sentenciado a cuatro días de prisión y deberá donar $10 mil y cumplir 50 horas de tareas comunitarias. Otros dos trabajadores de la funeraria están imputados, aún sin sentencia.
El día que murió Diego Armando Maradona se viralizaron unas fotos muy tristes que recorrieron los celulares de casi todo el mundo.
Es que el dueño de la funeraria a cargo de organizar el velatorio del astro, junto a su hijo y un empleado, decidieron que era interesante fotografiarse con el cuerpo dentro del féretro y divulgarlas por todos lados.
El caso del empleado, Diego Molina, se resolvió rápido: fue condenado a realizar 50 horas de tareas comunitarias en una institución de bien público y donar 10 mil pesos a la fundación “Integra Asociación Civil-Recuperación de las Adicciones” del partido de La Matanza.
Además, recibió cuatro días de arresto en suspenso tras un juicio abreviado homologado por el Juzgado de 1ra. Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas 14 por el delito de “profanación de cadáveres humanos y de difusión no autorizada de imágenes íntimas”.
De acuerdo con la sentencia, en un fallo del juez Gonzalo Viñas de siete páginas, el hombre tuvo acceso a los restos de Maradona (60) e “hizo un uso indigno de ellos de manera consciente y voluntaria”.
El magistrado sostuvo que “produjo una imagen de la víctima que compromete la intimidad de aquella, desde que exhibe su integridad corporal en una situación regularmente reservada al ámbito estrictamente personal y exenta de escrutinio público, y que la distribuyó a terceros a través de comunicaciones electrónicas”.
El abogado Matías Morla, representante de las hermanas de Diego Maradona en la causa, manifestó que están “satisfechos” con el fallo: “Cumplimos con la memoria de Diego de que ese hecho salvaje no quede impune”.