Benedict Cumberbatch es el protagonista de “Eric”, en donde interpreta a un animador televisivo cuya vida se desmorona con la pérdida de su pequeño hijo.
Una temática difícil y que cobra relevancia estos días en el país tiene que ver con la desaparición de niños, algo que explora de lleno la serie “Eric”, que desde hace algunas semanas se ubica entre lo más visto de Netflix.
La ficción, británica pero centrada en la Nueva York de los ’80, tiene solo seis episodios y es protagonizada por Benedict Cumberbatch en la piel de Vincent, un famoso titiritero de un feliz programa televisivo para toda la familia.
Pero pese a mostrarse alegre durante el show, la vida del hombre es un poco más difícil. Entre peleas constantes con su esposa y su adicción al alcohol, su cable a tierra parece ser la conexión con Edgar (Ivan Morris Howe), su hijo de 9 años que comparte su pasión por dibujar y crear personajes.
Todo se desmorona cuando el niño camina solo hasta la escuela y no regresa. Eso lleva a una intensa investigación que va a llevar al hombre a lo más oscuro de su mente, mientras seguimos en paralelo el trabajo de Michael Ledroit (McKinley Belcher III), un investigador de la policía que lucha contra la burocracia y la facilidad para cerrar los ojos en la fuerza.
Ser afroamericano y homosexual no ayudarán a Ledroit, cuando vemos un contexto donde el racismo y la homofobia eran moneda corriente.
La miniserie empieza como un thriller tradicional pero da un original giro al realismo mágico cuando vemos cómo Vincent empieza a conversar con un ficcional Eric, un enorme monstruo que diseñaron con su hijo y cuya marioneta quiere llevar al programa televisivo para que el pequeño lo vea y vuelva.
La actuación de Cumberbatch es uno de los grandes sostenes de la serie creada por Abi Morgan (“La dama de hierro), con un personaje apático que se ve superado por la imposibilidad de ser un padre modelo. Gaby Hoffmann aporta lo propio como su esposa Cassie, sobrepasada e incapaz de convivir con alguien así.
Todo ocurre en un logrado clima ochentoso de una Nueva York sucia; la ciudad de las ratas, mafias, y policías corruptos, donde también aparece una pata política en el medio. La supuesta ternura del mundo de las marionetas que se presenta al inicio choca rápidamente con una profunda oscuridad.