Arribarán 208.000 dosis mediante el acuerdo Covax, otras 900.000 en abril y 3,5 millones en mayo, de las 22,4 millones compradas en el contrato inicial.
Argentina recibió este sábado una excelente noticia con el anuncio de la llegada de las dosis de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca, que serán 208 mil en los próximos días mediante el acuerdo COVAX, otras 900.000 en abril y un lote mayor de 3,5 millones en mayo provenientes de Estados Unidos.
Según informó el sitio Infobae, esto significa una brisa de aire fresco en medio del ahogo de la falta de vacunas y el ritmo lento de aplicación en la sociedad, fundamentalmente al personal de la salud y adultos mayores de 70 años que son la población de mayor riesgo, junto a quienes tiene comorbilidades y enfermedades de base.
De acuerdo al relevamiento efectuado por el Gobierno respecto a las vacunas, Argentina recibió solo el 7,5 % del total de dosis por las que celebró contratos con proveedores, cuya totalidad asciende a 65.4700.000 dosis.
Tras la aprobación de los reguladores del Reino Unido, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) había autorizado el 30 de diciembre el uso de emergencia de la vacuna de Oxford Aztrazeneca para su aplicación en la Argentina. Previamente, el Gobierno había alcanzado un acuerdo con el laboratorio AstraZeneca para adquirir 22,4 millones de dosis y se preveía según la cadena de fabricantes –Oxford, AztraZeneca, mAbxience y el grupo Slim– que las primeras dosis para la Argentina y la región estarían en marzo del 2021.
Si bien el principio activo que se produce en los laboratorios de mAbxience fue enviado a tiempo a los laboratorios Liomont en México, el fraccionamiento, envasado y terminación del producto registró varios retrasos.
“En la ruta de innovación entre Argentina y México, ya que el biológico se produce acá y allá se estabiliza y envasan, hoy el producto final está parado en México porque faltan dos insumos, uno de ellos los frascos que no le exporta Estados Unidos”, comentó días atrás el médico infectólogo Roberto Debbag. Esto obligó a que el producto deba exportarse a Estados Unidos para que allí se fraccione y envase.
Además de estas 22,4 millones de dosis de la vacuna de Oxford/AstraZeneca que iban a venir desde México, a la Argentina deberían llegar a través del fondo Covax –mecanismo multilateral impulsado por la OMS para buscar una distribución equitativa de las vacunas en el mundo– asignó a la Argentina 1.944.000 dosis hasta mayo, del mismo fabricante.
Por otro lado, la partida de 580.000 dosis que llegó al país en febrero de Covishield, la vacuna de Oxford/AstraZeneca producida en India, se completará este mes con otras 580.000 totalizando 1.160.000 dosis.
Alta eficacia
La vacuna contra el COVID-19 de AstraZeneca tiene una eficacia de 79% para prevenir la enfermedad y no aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos, dijo la firma de biotecnología este lunes, luego de sus ensayos de eficacia de fase III en Estados Unidos.
La vacuna también fue efectiva en un 80% para los mayores de 65 años, según los datos científicos publicados. Varios países habían suspendido la administración del fármaco a personas mayores debido a la falta de datos entre los participantes de edad avanzada en ensayos anteriores y el peligro de trombosis registradas.
Aunque la vacuna de AstraZeneca ha sido autorizada en más de 50 países en todo el mundo, todavía no ha recibido luz verde en Estados Unidos. El nuevo estudio incluyó a 30.000 voluntarios, de los que 20.000 recibieron la vacuna y el resto placebos.
La vacuna tuvo una efectividad del 79% en impedir el COVID-19 sintomático y del 100% para evitar los casos graves y hospitalizaciones. Los investigadores señalaron que la vacuna había sido efectiva en todos los grupos de edad, incluidos ancianos, algo que no se había establecido en estudios previos en otros países.
Controversia zanjada con Europa
Luego de que a principios de este mes algunos países europeos cuestionaran la aplicación de la vacuna elaborada por el laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford en adultos mayores y esta semana se conocieran casos de de trombosis y coágulos sanguíneos en personas que habían sido vacunadas con esa formulación, hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que no hay razón para no usarla.
Asimismo, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ayer se pronunció acerca de la decisión de la Autoridad Sanitaria Danesa de detener su campaña de vacunación con la vacuna COVID-19 AstraZeneca por los eventos de trombosis mencionados.
“Actualmente, no hay indicios de que la vacunación haya causado estas afecciones, que no figuran como efectos secundarios de esta vacuna. La posición del comité de seguridad de la EMA es que los beneficios de la vacuna continúan superando sus riesgos y la vacuna puede continuar administrándose mientras se está investigando los casos de eventos tromboembólicos”, informó el organismo en un comunicado. “Ya se están revisando todos los casos de eventos tromboembólicos y otras afecciones relacionadas con los coágulos de sangre, notificados después de la vacunación con la vacuna COVID-19 AstraZeneca”, agregaron.
¿Cómo funciona la vacuna?
El virus SARS-CoV-2 está repleto de proteínas que utiliza para ingresar a las células humanas. Estas proteínas, denominadas proteínas de pico, son un objetivo tentador para posibles vacunas y tratamientos. La vacuna Oxford-AstraZeneca se basa en las instrucciones genéticas del virus para construir la proteína de pico. Pero a diferencia de las vacunas Pfizer-BioNTech y Moderna, que almacenan las instrucciones en ARN monocatenario, la vacuna Oxford utiliza ADN bicatenario.
Los investigadores agregaron el gen de la proteína de pico de coronavirus a otro virus llamado adenovirus. Los adenovirus son virus comunes que generalmente causan resfriados o síntomas similares a los de la gripe. El equipo de Oxford-AstraZeneca utilizó una versión modificada de un adenovirus de chimpancé, conocido como ChAdOx1, que puede ingresar a las células, pero no puede replicarse dentro de ellas.
AZD1222 surgió de décadas de investigación sobre vacunas basadas en adenovirus. En julio, se aprobó la primera para uso general: una vacuna contra el ébola, fabricada por Johnson & Johnson. Y se continúa -en los huecos que deja la jerarquía que ocupó la investigación sobre el COVID-19- con la realización de los ensayos clínicos avanzados para otras enfermedades, como el VIH y el Zika.
El compuesto de Oxford y AstraZeneca puede conservarse perfectamente en una temperatura de -2 a 8ºC en un refrigerador común, una ventaja decisiva respecto a las demás vacunas que mejora su transporte y aplicación. Además es mucho más barata, entre 3 y 5 dólares por inyección, en comparación otras.
Fuente / Infobae