Desde hace mucho tiempo, en algunos casos, miles de años, se practican rituales para despedir al año que termina y recibir al que comienza. Algunos de ellos han sobrevivido a las comunidades que los practicaban originalmente hasta convertirse en una costumbre.
Se trata de prácticas que giran en torno a la comida, la ropa y otras acciones simbolizando anhelos de suerte, salud, abundancia, trabajo y hasta deseos de viajes para los 12 meses que comienzan.
En España, la tradición es consumir 12 uvas que representan los meses venideros, una por cada campanada a la medianoche. En Italia y Chile, las estrellas son las lentejas de la suerte. Se dice que las lentejas, por su forma parecida a las monedas, atraen la riqueza y la prosperidad económica.
En tanto que en Japón se preparan los Toshikoshi Soba, unos fideos largos y fáciles de cortar, simbolizan una vida larga y el “corte” con las dificultades del año viejo.
También hay creencias sobre las potencialidades de la ropa que elegimos: eso también puede ser leído como un mensaje directo al universo sobre nuestras intenciones.
A saber, el rojo atraería el amor y la pasión, en tanto que el amarillo, convocarían el dinero y el éxito profesional, mientras que el blanco significan “paz y la salud”. Por ejemplo, en las playas de Copacabana, miles de personas se visten de blanco para honrar a Iemanjá (la diosa del mar) y pedir paz y purificación espiritual.
Los rituales también alcanzan al hogar. La premisa es: “para que entre lo nuevo, primero hay que dejar salir lo viejo”.
Algunas acciones son barrer la casa de adentro hacia afuera, que simboliza expulsar las malas energías y el polvo del pasado; o tirar agua por la ventana (Cuba y Uruguay), que representa “limpiar” el camino y deshacerse de los malos tragos del año que termina.
La quema de “años viejos” es una costumbre extendida en Ecuador y Colombia: se fabrican monigotes de trapo y papel que representan el año que se va. Al quemarlos a medianoche, se destruye simbólicamente todo lo negativo ocurrido.
Otro ritual muy extendido para quienes deseen viajes y nuevas aventuras en el año que comienza consiste en dar la vuelta a la manzana con la valija o una mochila vacías justo después de las 12.




