La primera infancia es uno de los momentos más vulnerables en la vida de las personas. Por lo frágil del cuerpo, se está más expuesto y uno de los peligros más explícitos es el momento en que se transporta a un pequeño el auto.

Uno de los riesgos más difundidos durante un viaje y el de las temperaturas a las que están expuestos los niños, pero otro factor que puede ser mortal –y que está poco difundido- es la postura en la que se lo ubica.

Muchos chicos sufren las consecuencias de la asfixia postural o posicional, que puede terminar en la muerte. Sucede que los lactantes no tienen la fuerza necesaria para mantenerse sentados, de modo que necesitan dormir y permanecer acostados.

Por eso es muy importante la forma en que se sienta a un nene en una sillita porque al no tener la fuerza necesaria puede quedar flexionado sobre sí mismo, haciendo una “C”, que le complicará respirar por la dificultad para expandir el tórax y el abdomen. Si la cabeza cae hacia adelante, la dificultad será mayor y hasta podrá cortar el flujo de aire. Si no se remedia esa posición, la muerte es inminente.

De este modo las sillitas para el coche solo se deben usar durante el viaje, siempre vigilando la postura del pequeño y no por más de una hora y media.

Por eso también es importante que se los sujete con un arnés adaptado al volumen del cuerpo para que sujete los hombros contra la silla y así evitar que se inclinen hacia adelante. De igual modo, la cabeza debe quedar alineada con el cuerpo.

De este modo los investigadores buscan soluciones para evitar los episodios de desaturaciones y apneas: en el año 2013 un estudio de la revista Pediatrics mostró que el uso de una espuma que sujeta la cabeza en posición neutral (sin que pueda caer hacia delante) disminuía las bajadas de saturación graves y las apneas, pero no las leves.