El lunes 24 de diciembre, durante la Misa de Nochebuena, fue consagrado el altar del templo parroquial de San Jorge, ubicado en el barrio homónimo del sur capitalino.
La ceremonia litúrgica fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el párroco de esa comunidad, Pbro. Javier Grosso.
Una gran cantidad de fieles de las comunidades que forman parte de esa jurisdicción parroquial se dio cita para participar de esta Eucaristía, en la que también se dio gracias a Dios por el primer año de labor pastoral del actual párroco, Pbro. Javier Grosso, quien reemplazó al Padre Raúl Contreras, a quien se recordó de una manera especial.
La celebración dio inicio con la bendición de la Cruz Mayor y la lectura del decreto correspondiente.
Luego, el Obispo bendijo el agua con la cual roció al pueblo reunido y el altar. Antes de la proclamación de la Palabra de Dios, bendijo el ambón.
Durante su homilía, Mons. Urbanc expresó que “en esta Misa de Nochebuena, la noche de las noches en la historia de la humanidad, porque nace el Redentor del mundo, estamos agradeciendo a Dios por el primer año de servicio pastoral del Padre Javier en medio de ustedes. El 21 de diciembre de 2017, Dios se llevó al Padre Raúl, e inmediatamente hemos podido conseguir un nuevo párroco, quien asumía el día 24, en la Nochebuena”. Agradeció al sacerdote “por el servicio que presta trabajando al lado de las distintas comunidades de la parroquia, con las diferentes instituciones, en especial los catequistas que siempre le dan vitalidad a la comunidad, a través de la transmisión de la fe, y fortaleciendo las comunidades. También les agradezco a ustedes que van acompañándolo, porque el sacerdote no trabaja solo, tiene que trabajar siempre en relación con la comunidad, con todos”.
En otro tramo de su mensaje se refirió a “la consagración de este altar fijo de mármol, como lo exige la liturgia, porque el altar representa a Jesús”, indicando que “ese sacrificio de Cristo se realiza cada vez que se celebra la Misa en el altar, lugar central del templo que va a ser consagrado, esto significa que sólo sirve para el sacrificio de la Santa Misa”.
Explicó que el altar es consagrado “con el Santo Crisma, que es aceite mezclado con perfume, de ahí viene la palabra Cristo, que significa ungido”, agregando que “en los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Orden Sagrado se usa el Santo Crisma, y también para ungir el altar, porque representa a Jesús, por eso el sacerdote al comenzar y al terminar la Misa besa el altar”.
En otro tramo de su reflexión animó a que “sean muchos los de la barriada de San Jorge que vengan a participar día a día de la Misa en este hermoso templo dentro de nuestra querida ciudad de San Fernando”, y manifestó que “más adelante, cuando esté terminado, bien iluminado, pulido, vamos a dedicar el templo pura y exclusivamente para el culto, para que tengamos un espacio para encontrarnos con Dios y entre nosotros como hermanos para alabar a Dios”.
Al referirse a la Navidad, dijo que “en este misterio que celebramos, el Hijo de Dios vino al mundo para salvarnos, y quiso hacerlo del modo como todo ser humano viene al mundo, podría haber venido de otra manera, pero hizo un camino desde abajo.
Él que era condición divina no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, tomó la condición de un servidor, pasó por uno de tantos y se humilló hasta la muerte y muerte de cruz. Jesús no quiso ser una excepción, se hizo cercano al que más sufre, a los postergados”.
“Jesús nos dejó el testamento del amor, el perdón, la compasión, la ternura, la misericordia, eso tenemos que ver en este Niño que nace”, resaltó, afirmando que “el amor de Dios viene a sacarnos de la miseria, del pecado, de la muerte”.
En la parte final de su predicación, el Obispo invitó a dar gracias a Dios, “porque este templo material va creciendo y también el templo espiritual, que son ustedes, va creciendo”. Además, invitó a “estar cercanos a tantas personas que sufren y a tantos jóvenes que están dominados por las adicciones; ustedes tienen la tarea de ir y ayudar a esas familias que padecen este flagelo de la droga. No podemos mirar para otro lado, tenemos que asumir los problemas que tenemos, entre todos. Aquí, a unas cuantas cuadras más al sur, tienen el Hogar de Cristo, que lo he bendecido días pasados, donde van a poder contener a estos chicos, enseñarles a trabajar, a ser útiles. Entre todos, en memoria del Padre Raúl, y acompañados por el Padre Javier, trabajemos en la transformación de nuestra sociedad para que sea más parecida al proyecto de Dios, que espera que seamos hermanos los unos de los otros, que nos ocupemos los unos de los otros, que nos ayudemos y estemos siempre cerca de los que más sufren”.
Tras el rezo de las Letanías, el Obispo ungió el altar con el Santo Crisma, completando el rito con la incensación del altar, y la preparación del mismo que estuvo a cargo de los fieles de la parroquia.
Luego de la celebración eucarística, el Pastor Diocesano, el párroco y los fieles presentes firmaron el acta que refleja lo vivido en esta ceremonia y besaron el altar consagrado.