Durante la tarde de este domingo 8 de diciembre, miles de devotos y peregrinos que llegaron de distintos puntos del país y del interior catamarqueño brindaron un marco imponente al cierre de las fiestas en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle.
Las festividades tuvieron como eje temático “El Año Jubilar, tiempo de gracia y conversión” y estuvieron animadas por lema “Peregrinos de esperanza”, en sintonía con el Jubileo de 2025, que comenzaremos a vivir a partir de este 29 de diciembre.
La fiesta se inició con la llegada de la Imagen cuatro veces centenaria a la plaza El Maestro, en cuyas inmediaciones sobre avenida Belgrano se ubicaron las casi 90 delegaciones de peregrinos e instituciones inscriptas para saludarla. Alrededor de las 18.00 comenzó el paso de los grupos delante de la Sagrada Imagen, con el colorido de banderas, estandartes, imágenes que veneran en sus comunidades, los tradicionales misachicos, que le pusieron ritmo y mucha alegría a este momento.
Concluido el peregrinaje delante de la Madre Morena se dispuso la ubicación de las religiosas y religiosos, sacerdotes del clero local y de otras diócesis, y el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, para dar inicio a la Solemne Procesión con la Santísima Madre del Valle precedida por las imágenes del Beato Mamerto Esquiú y de San Nicolás de Bari, Patrono de La Rioja, que llegó especialmente para estas fiestas.
Junto al pueblo caminaron las autoridades provinciales encabezadas por el gobernador Raúl Jalil; los intendentes de Fray Mamerto Esquiú Alejandra Benavidez y de Los Altos Raúl Barot; legisladores nacionales, provinciales y municipales, autoridades judiciales y de las fuerzas de seguridad.
A lo largo del trayecto, que abarcó avenida Virgen del Valle, calles Camilo Melet, San Martín, Rivadavia y República hasta el Paseo de la Fe, se sucedían las muestras de devoción y amor a la Pura y Limpia Concepción del Valle. En las calles y desde los balcones el clima de fiesta se vivía a pleno.
En su recorrido abrazó el Paseo General Navarro, conocido popularmente como La Alameda, lugar emblemático donde hasta 133 años, el 12 de abril de 1891, la Imagen bendita fue coronada como Reina y Señora de este Valle y de nuestros corazones.
A medida que se desgranaban los misterios del Santo Rosario y se entonaban canciones, en distintos tramos se realizaban los relevos que estuvieron a cargo de Paracaidistas del Ejército de Córdoba, Gauchos, Defensa Civil, Brigada de Lucha contra Incendios Forestales, Gendarmería Nacional, EC Sapem, Vialidad Provincial, Policía Federal, Recolección e Higiene Urbana de la Municipalidad de la Capital, Guardia Urbana de Valle Viejo y Veteranos de la Guerra de Malvinas Argentinas.
Luego de bordear la plaza 25 de Mayo, la Sagrada Imagen llegó al Paseo de la Fe donde fue recibida con los sones de la Banda de Música de la Policía de Catamarca y el fervor de sus hijos apostados en el lugar.
Alocución del Obispo
En su alocución final, Mons. Urbanč le rogó a la Madre del Valle “que sigas intercediendo mucho por nuestras familias y fuentes de trabajo, las instituciones educativas, los centros de salud, los empresarios, los sindicatos, los poderes judicial, legislativo y ejecutivo, nacionales y provinciales”.
También le pidió “que nos ayudes a desterrar la violencia de todos los ámbitos de la vida; que ilumines a los que buscan el dinero fácil y cruel con la venta de drogas, con las que están destruyendo el entramado social y la salud física, psíquica y espiritual de nuestros niños y jóvenes; que haya un verdadero respeto por la condición de cada persona, sin discriminaciones y marginaciones; que cada ser humano reconozca que somos creaturas de Dios, hechos a imagen y semejanza de Él con un destino de felicidad y plenitud en Él; que tengamos una especial sensibilidad por los más necesitados y menos favorecidos de dones materiales y espirituales; que jamás nos sea indiferente el sufrimiento del prójimo; que cuidemos de un modo especial toda vida: la de niños, ancianos, enfermos, privados de libertad, discapacitados o diferentes, desocupados, etc.; que las ideologías de todo tipo sean desterradas porque oprimen el espíritu humano que está llamado a vivir en la verdad y la libertad, como capacidad para elegir el bien mejor, posibilitando la realización de las aspiraciones más profundas y genuinamente humanas”.