Juan es operador de FM Montessori. Aprendió solo, sabe programar la salida al aire y consigue complicados enlaces con otras emisoras.
Su deseo es la integración de personas como él y que no haya ruidos intolerables en Navidad y Año Nuevo.
Juan Manuel Lizabe tiene 21 años y tiene Trastorno del Espectro Autista. Cuando tenía ocho años, le preguntaron qué quería ser cuando fuera mayor. Sin dudar, contestó “operador de una FM”.
INFORMACIÓN GENERAL
Campaña “Música sí, cohetes no” de catamarqueño con autismo
Juan es operador de FM Montessori. Aprendió solo, sabe programar la salida al aire y consigue complicados enlaces con otras emisoras.
Su deseo es la integración de personas como él y que no haya ruidos intolerables en Navidad y Año Nuevo.
Juan Manuel Lizabe tiene 21 años y tiene Trastorno del Espectro Autista. Cuando tenía ocho años, le preguntaron qué quería ser cuando fuera mayor. Sin dudar, contestó “operador de una FM”.
De ahí en más, la familia empezó a tratar de ayudarlo a concretar esa meta. Habían sufrido un duro golpe cuando, después de recorrer varias provincias y médicos, recibieron el diagnóstico de su hijo. Creyeron que el autismo y la epilepsia le iba a impedir a Juan tener una vida digna.
Se toparon con una barrera inicial cuando quisieron que fuera a una escuela común. “La mamá y yo estábamos convencidos de que Juan, nuestro primer hijo, tenía que ser incluido en un grado. Pero, en aquel momento, casi veinte años atrás, no había escuelas inclusivas”, recuerda Daniel.
Sin embargo después de mucho andar, lo consiguieron.”Hoy puedo decir que los profesores y los compañeros de Juan en la escuela común fueron muy especiales”, asegura, jugando con las palabras.
En un primer momento, Daniel pensó que Juan podría ser incluido como operador por alguna emisora estatal, pero inmediatamente buscó otro camino. Los Lizabe abrieron su propia emisora. Al principio, FM Montessori tenía muy baja potencia y abarcaba unas pocas cuadras. “Pero luego, con sacrificio y algunas donaciones, fuimos comprando nuevos equipos y ahora tenemos cobertura regional en todo el valle central”, precisa.
Juan, conocido en las redes como DJ Chelito, maneja la consola con seguridad. Contesta en una entrevista las preguntas de su hermana Sofía, delegada del Parlamento Juvenil del INADI, afirma que lo hace feliz poner música. La radio, que tiene como eslogan “donde las utopías se hacen realidad”, es su futuro.
A Juan no le enseñó nadie a operar y a programar. “Fue mirando y aprendiendo de a poco y realmente nos ha sorprendido a propios y a extraños. Cuando le pedimos un enlace con una emisora, a los 15 minutos ya tiene resuelto el problema, a pesar de que en nuestra FM no contamos con la última tecnología”, relata.
La FM de Juan en peligro
Juan es el único operador con autismo de una radio en toda la Argentina. Recibió varios reconocimientos por su tarea y aun así, el emprendimiento familiar que le permite trabajar estuvo amenazado.
Hace dos años, el Enacom le retiró la frecuencia a FM Montesori. Manuel de Godoy, titular del organismo les adjudicó la frecuencia a otras personas y los Lizabe recibieron el mensaje de que debían “presentar un amparo” porque “había que ser rigurosos con quienes usan frecuencias de manera irregular”
FM Montessori obtuvo el apoyo de la gobernación de la provincia, que envió al Enacom un pedido de consideración del caso por sus características especiales.
La gobernadora Lucía Corpacci destacó en una carta que lo que Juan Manuel consiguió, con el amor incondicional y el apoyo de su familia, es un logro extraordinario que trasciende el proyecto personal, y constituye un ejemplo de superación único, conocido y valorado por toda la comunidad catamarqueña.
“Estoy segura de que sabrá comprender y acompañar un proyecto de amor, vital para quienes luchan por la superación del autismo”, le escribió al titular del ente.
Finalmente, en febrero de 2018, con la intervención del intendente de la ciudad y del delegado provincial del Enacom, se decidió asignarle otra frecuencia, pero la resolución no es definitiva.
Que no haya pirotecnia en las fiestas, que no haya ruidos insoportables que asusten a las personas como Juan.
“Mi anhelo es que la consiga- dice el papá- porque va a traerle un beneficio a él y a otros de su misma condición. Se va a lograr que la gente no les tema, que haya una inclusión real y no meramente declamativa”.
Daniel tiene una recomendación para los padres de chicos con autismo, basada en su propia experiencia con Juan: “No se fijen en lo que sus hijos no pueden hacer, sino en lo que si pueden”.
Hay un deseo adicional, que puede hacerse realidad ahora, en diciembre: “Lo venimos arrastrando hace mucho tiempo y a pesar de las iniciativas nunca termina de consolidarse. Es que en estas fiestas se iluminen los cielos y las almas, pero sin ruidos. Que no haya pirotecnia, que haya música y no ruidos insoportables que asusten a las personas como Juan”. Ese es su pedido, por sus hijos y por todos. ¿Será mucho?
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