La Iglesia celebra hoy, la Solemnidad de Todos los Santos. La Delegación Episcopal para las Causas de los Santos convocó a la 25° Jornada de Oración por la Santificación del Pueblo Argentino y la Glorificación de sus Siervos de Dios.
Esta nueva Jornada tiene por lema “San José, con corazón de Padre, custodia a nuestro pueblo”.
La beatificación de Fray Mamerto Esquiú, que tuvo lugar el pasado 4 de septiembre en su tierra natal, Piedra Blanca, elevó a catorce el número de beatos argentinos proclamados entre casi medio centenar de causas para canonizar a religiosos y laicos de esta tierra que dieron testimonio de su fe o murieron por su fidelidad al Evangelio. De los catorce beatos argentinos, siete fueron durante el pontificado de Francisco. Además de nuestro fraile catamarqueño, Enrique Angelelli, Carlos de Dios Murias OFM, Gabriel Longueville y Wenceslao Pedernera; María Antonia de Paz y Figueroa (Mama Antula), Catalina María de Rodríguez y Gregorio Martos Muñoz.
Asimismo contamos con tres santos: San Héctor Valdivielso Sáez, mártir (1910-1934), San José Gabriel del Rosario Brochero, sacerdote (1840-1914) y Santa Nazaria Ignacia March, religiosa (1889-1943).
Una invitación a la esperanza
Esta Solemnidad es una fiesta que nos invita a la esperanza. Celebramos no sólo a los santos conocidos, sino también a todos aquellos santos anónimos, entre ellos familiares, amigos o conocidos que pasaron por nuestras vidas, que alcanzaron la plenitud en el Amor, que es Dios. Ellos son modelos para los fieles cristianos y para todas las personas de buena voluntad, interceden por nosotros y nos alientan a vivir en creciente amistad con Dios, para alcanzar también esa feliz meta.
Los santos no son héroes, sino gente común que, en su debilidad, imitan a Jesús al dar sus vidas para bien de los hermanos. Es el Amor el que tiene el poder de transformar a cualquier hombre y hacerlo santo.
“El mundo sobrenatural, como el mundo natural, contiene unidad en la variedad y éste es el significado de la palabra Universo. Los elegidos, los Santos, varían entre ellos en inteligencia, actitud, vocación. Tienen diferentes dones y diferentes gracias. Sin embargo, una similitud invisible se encuentra en el fondo de la gran diversidad. Todos llevan igual signo: el signo del mismo Dios. Sus vidas, todas prodigiosamente diferentes entre sí, contienen la misma enseñanza en idiomas muy diferentes. En su variedad nunca son contradictorios. Todos están vinculados a la historia, mezclados con sus innumerables complicaciones; sin embargo, la pureza de la enseñanza que nos traen está absolutamente intacta… Todos tienen la misma fe; todos cantan el mismo Credo. ¿No les parece esta unanimidad sorprendente?”, escribió el autor católico francés Ernest Hello, que vivió en el siglo XIX.
Del Papa Francisco
El Papa Francisco explica muy bien cuál es el camino a la santidad y lo repite a menudo: “…todos estamos llamados a la santidad. Los Santos y Santas de todos los tiempos, que hoy celebramos juntos, no son simplemente símbolos, seres humanos lejanos e inalcanzables. Por el contrario, son personas que han vivido con los pies en la tierra; han experimentado el trabajo diario de la existencia con sus éxitos y fracasos, encontrando en el Señor la fuerza para levantarse siempre y continuar en el camino. A partir de esto podemos entender que la santidad es una meta que no puede ser alcanzada por las propias fuerzas, sino que es el fruto de la gracia de Dios y nuestra libre respuesta a ella. Así pues, la santidad es un don y una llamada… es una vocación común a todos los cristianos, a los discípulos de Cristo; es el camino de la plenitud que todo cristiano está llamado a seguir en la fe, avanzando hacia la meta final: la comunión definitiva con Dios en la vida eterna. La santidad se convierte así en una respuesta al don de Dios, porque se manifiesta como una asunción de responsabilidad. En esta perspectiva, es importante comprometerse diariamente a la santificación en las condiciones, deberes y circunstancias de nuestra vida, buscando vivir todo con amor, con caridad” (Ángelus, 1 de noviembre de 2019).
Oración para la edición 2021
La Delegación Episcopal para las Causas de los Santos propone esta plegaria para la 25° Jornada de Oración por la Santificación del Pueblo Argentino y la Glorificación de sus Siervos de Dios.
Padre Bueno, que nos has dado la vida y nos llamas a ser santos. Jesús, Hijo Único, proclamado el “Santo de Dios”, camino a transitar como respuesta a la santidad.
Espíritu de amor y confianza, que haces posible en nosotros, la respuesta fiel de cada día a ser santos. Trinidad Santa, te invocamos con confianza y te adoramos con humildad.
Te damos gracias por los testigos beatos y santos de nuestra Patria y por los “en camino al altar». Te pedimos por cada uno de nosotros, peregrinos del suelo Argentino, que -“santos por el bautismo”- seamos santos en nuestro obrar.