Después de la Liga venezolana, golpeada por la grave crisis económica del país de Nicolás Maduro, la boliviana es la más pobre de Sudamérica en ingresos, al extremo que en algunos partidos la taquilla no alcanza ni para pagar a los árbitros. Pese a esa realidad, reflejada generalmente en tribunas semivacías, el multimillonario boliviano Marcelo Claure, que preside el club Bolívar y que es un alto ejecutivo de las firmas SoftBank Group International y Sprint Corporation, lanzó el 26 de marzo pasado por su cuenta de Twitter el reto de implementar cuanto antes el Vídeo Assistant Referee (VAR). En el mismo mensaje prometió financiar la herramienta usada en el mundial de Rusia, en las ligas europeas, en la Copa Libertadores y en torneos de fútbol como el brasileño, que es el que lleva la delantera con esta tecnología en Sudamérica.

Aunque el volumen económico del fútbol boliviano es muy inferior al de los otros países de Sudamérica y varios del mundo, llama la atención el interés de empresas por adjudicarse el VAR, lo que permite deducir que el contrato por este servicio en una liga donde pocos escenarios tienen las condiciones adecuadas para la competencia es rentable para compañías del rubro audiovisual. Son al menos tres los interesados del sector privado en asumir el reto lanzado por el multimillonario boliviano que vive en EEUU y que preside el club Bolívar. Su anuncio no solo abrió el debate sobre la oportunidad y viabilidad del VAR en Bolivia, sino que ha reavivado algunas pugnas en la dirigencia del fútbol de este país. Marcelo Claure mantiene su compromiso de financiar el sistema de monitoreo, pero lo pretendería hacer de acuerdo a las condiciones que él proponga.

Casi de inmediato, el presidente de la Federación Boliviana de Fútbol, César Salinas, que también conduce al club The Strongest, el principal rival del club de Marcelo Claure, aceptó la oferta y, para concretarla, invitó al multimillonario dirigente bolivarista al Consejo de la División Profesional de la FBF para que analice las propuestas de dos empresas interesadas en instalar en Bolivia el VAR. Claure no se presentó en la reunión del martes último en un hotel de Santa Cruz de la Sierra, ni tampoco lo hizo el dirigente Dardo Gómez, a quien delegó para comandar el asunto, por lo que el presidente de la Federación Boliviana de Fútbol declaró un “tiempo de espera” para que Claure muestre si su promesa será efectiva o, de lo contrario, si es “solo un show”.

Aunque Bolívar envió a la reunión a dos de sus abogados, hubo críticas a las ausencias y, tras conocer los alcances de la cita, Dardo Gómez declaró a Infobae que el presidente de su club mantiene firme el compromiso de financiar la implementación del VAR. Más que corregir los errores técnicos de los árbitros, la intención principal de Claure es que la herramienta sirva para ejercer presión y control previo a los jueces que incurren en faltas éticas que afectan los resultados de los partidos, según dijo uno de sus allegados.

César Salinas, presidente de la Federación de Fútbol de Bolivia, explica los alcandes de la oferta del VAR de Mediapro

El mayor escollo para que la FBF y sus 14 clubes profesionales encaminen rápidamente el VAR es el costo económico, que no pueden comprometerse a cubrir. Por cada partido, el sistema demanda un pago de 2.600 o de 5.000 dólares, de acuerdo a las estimaciones presentadas por ejecutivos de la gigantesca compañía española Mediapro y de la colombiana Tecnoaméricas, las dos que expresaron oficialmente su interés de adjudicarse el contrato.

Aunque se observó voluntad e interés de los 14 clubes de apoyar el VAR, expresan reparos para cubrir el costo de cada partido, por lo que Marcelo Claure tiene la palabra final o la llave para abrir el candado del sistema de monitoreo de los arbitrajes.

Trascendió de fuentes allegadas al empresario que ninguna de las dos propuestas presentadas en la reunión de la FBF lo convencen. Incluso se supo que hay una posible tercera opción, que contempla una solución más accesible y adaptada a la realidad económica del fútbol boliviano, que además contaría con el consentimiento del presidente de la FIFA, Giovanni Infantino.

La propuesta de Mediapro y de Tecnoaméricas tienen alcances distintos y, si se implementa alguna, sería en el mejor de los casos a fin de este año.

La compañía de producción audiovisual española Mediapro, que es dueña de los derechos de televisación de los partidos de eliminatorias de la selección boliviana, cuenta con autorización de la FIFA para dar el servicio del VAR. De su lado, la colombiana Tecnoaméricas la tendría que gestionar y solo puede ofrecer el servicio en alianza con la estadounidense Newtec.

La primera empresa calcula que poner en operación el VAR en Bolivia demandará un presupuesto de entre 1,5 millones y 2 millones de dólares. Además, estima que monitorear cada partido costará entre 4.000 y 5.000 dólares. En cambio, la colombiana Tecnoaméricas propuso vender los equipos a la FBF por 825.000 dólares, que supone invertir más de 100.000 dólares por cada estadio, y un pago de 2.600 dólares por partido.

Un sondeo en Twitter muestra una opinión favorable a la implementación del VAR (66 por ciento), aunque también hay quienes creen que hay otras prioridades como mejorar los escenarios deportivos.

La empresa española que ofrece el servicio del VAR está en Bolivia desde 2017 y su gerente es Claudio Martins. “Es inevitable, es una tendencia global tener el sistema. Por ahora prestigia a las ligas que cuentan con él, pero tarde o temprano llegará”.

Mediapro, que tiene los derechos de televisión de la Champions League, así como los del fútbol español, entre otros, se adjudicó contratos para implementar la herramienta en las ligas de Grecia, España, Portugal, México, Chile, Emiratos Arabes y la Copa América.

Por su experiencia en Bolivia, sugiere instalar unidades móviles, en vez de equipos para cada estadio o un sistema centralizado, ya que no existen conexiones de fibra óptica en cada escenario. Luis Eduardo Pinzón, de Tecnoaméricas, también coincidió en que es mejor el monitoreo no centralizado.

Su empresa propone instalar ocho salas de grabación. Por su lado, Mediapro ofrece cinco o seis unidades móviles, para lo que se requerirá mucho rigor en el calendario de los partidos. Son 52 fechas las del torneo boliviano, con más de 300 juegos durante el año.

El proceso para el VAR no es corto, ya que se requiere de asesoramiento a la FBF y capacitación a los árbitros con simuladores, pero pueden iniciar este año las pruebas y monitorear los juegos finales.

Claudio Martins, de la empresa Mediapro, explica el costo del servicio que ofrece paras Bolivia

El magnate catalán de producción audiovisual, Jaume Roures, es el principal ejecutivo de Mediapro, que tiene oficinas en 36 países y que aspira a adjudicarse el VAR en Bolivia.

En la región, la Copa Brasil de 2019 cuenta ya con el sistema y fue la primera de Sudamérica en aplicarlo. La CBF financió la implementación y los 20 clubes cubren los costos operativos.

En Argentina, en enero pasado se anunció que la Superliga tendrá VAR después de agosto de este año. En Chile comenzaron las capacitaciones y se anuncia su vigencia en 2020, en tanto que Perú lo haría en la segunda mitad del año. En Uruguay hubo una transmisión el año pasado y en Paraguay se lo anuncia para 2020.

En la agenda de la FBF estaba previsto considerar el VAR en 2020, pero la propuesta de Marcelo Claure abrió con antelación el debate de contar con este sistema, en un país en el que ni siquiera la selección tiene un lugar propio para entrenar y alojarse. Lo que mueve anualmente este deporte en Bolivia a nivel profesional no alcanza ni los 40 millones de dólares, según cálculos extraoficiales. Ese monto es menos del 15 por ciento de los 300 millones de dólares que generarían los ingresos por derechos de televisión de los clubes del fútbol argentino. Un club de ese país recibe por ese concepto unos 10 millones de dólares, en tanto que en Brasil se moverían por lo mismo unos 600 millones de dólares, es decir 30 millones de dólares por club. En Colombia serían 35 millones de dólares en total, en Uruguay 15 millones de dólares y en Ecuador, 17 millones de dólares.

En Bolivia, la empresa Sport TV Rights, con contrato hasta 2020, entrega a los 14 clubes alrededor de 5 millones de dólares, lo que apenas supera a los ingresos de televisión de los venezolanos, calculados entre 2 a 3 millones de dólares. De acuerdo al presidente de la FBF, César Salinas, en 2020 habrá un nuevo concurso de empresas para ceder los derechos de televisión, aunque Sport TV Rights tiene la posibilidad de una ampliación hasta 2024. Se supo que la española Mediapro, que aspira a adjudicarse el contrato del VAR, tiene nexos con la que transmite los partidos de la División Profesional.

Otra muestra de las limitaciones económicas del fútbol boliviano son los honorarios de los árbitros. Uno con la insignia FIFA gana alrededor de 2.800 bolivianos (400 dólares) por partido, en tanto que uno que no tiene esa jerarquía recibe unos 1.600 bolivianos (poco más de 200 dólares), según el ex árbitro Pedro Saucedo. Hay recaudaciones de los clubes por entradas que no alcanzan ni para los honorarios de los jueces.

En el ranking mundial de la FIFA, Bolivia tiene la peor selección de las diez de Sudamérica, debajo de la venezolana y la ecuatoriana. Ocupa el puesto 63 de las 211 federaciones. Su mejor ubicación fue la 24, en 1997, y su peor fue la 108. Su único mundial por méritos en la competición del sistema de eliminatorias fue el de 1994, en EEUU.