Durante el invierno, el frío intenso, el viento, el aire seco y el uso prolongado de calefacción pueden afectar de manera significativa la salud de la piel. Desde el Ministerio de Salud de la provincia se recomienda mantener una piel sana en esta época del año, ya que es clave para prevenir molestias como resequedad, picazón, descamación o incluso alergias cutáneas.
La jefa del Servicio de Dermatología del Hospital San Juan Bautista, Dra. Lina Mercedes Soria, advierte que es común observar en los meses fríos una piel más áspera, opaca y con menor elasticidad, que incluso puede presentar una leve descamación. En muchos casos, estas alteraciones producen una sensación displacentera acompañada de picazón, síntomas que pueden interferir en el bienestar diario.
Para contrarrestar estos efectos y mantener la piel sana y protegida, se recomienda:
– Evitar baños prolongados y con agua muy caliente: mejor optar por duchas breves (5 minutos), con agua tibia y utilizar jabones con pH 5 que no resequen la piel. Al secarse, hacerlo suavemente sin frotar.
– Hidratar la piel luego del baño: aplicar cremas hidratantes o humectantes que contengan vitamina A, E y urea, para reforzar la barrera cutánea y prevenir la pérdida de agua.
– Cuidar las manos sin dañar la piel: el lavado de manos con agua muy caliente o de manera repetida con alcohol, ya que ambos pueden resecar la piel. Siempre que sea posible, se recomienda el lavado con agua y jabón.
– Beber abundante agua: Aun en invierno, es importante mantener una buena hidratación interna (al menos 2 litros por día). Esto ayuda a conservar la elasticidad, el color y la suavidad de la piel, así como la salud de uñas y cabello.
– Regular el uso de calefacción: el exceso de calor en ambientes cerrados reduce la humedad del aire, lo que contribuye a la deshidratación de la piel. Es recomendable no exponerse directamente a estufas o fuentes de calor.
– Fotoprotección también en invierno: al realizar actividad física o recreativa al aire libre, especialmente en la montaña, se debe usar protector solar con FPS 50, gorra o sombrero y anteojos de sol.
– Evitar cambios bruscos de temperatura: pasar repentinamente del frío a ambientes muy calefaccionados puede afectar la microcirculación y la salud de la piel.
– Proteger los labios: aplicar bálsamos labiales que contengan glicerina, vaselina, silicona o manteca de karité para evitar grietas, sequedad o aparición de herpes.
– Elegir bien la ropa de abrigo: evitar que telas como la lana o materiales sintéticos estén en contacto directo con la piel. Se sugiere utilizar una primera prenda de algodón y luego colocar la ropa más abrigada.
“La piel es el órgano más extenso del cuerpo y una barrera esencial de defensa. Cuidarla en invierno no es un lujo, sino una forma concreta de mantenernos sanos y evitar molestias que pueden prevenirse fácilmente”, señala la Dra. Lina Mercedes Soria.
Ante cualquier consulta o síntoma persistente, se recomienda acudir a una evaluación dermatológica en el hospital.