viernes, abril 19, 2024
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Sofía Pachano: “Me tuve que amigar con los kilos que gané por enfrentar un momento difícil”

(Sofía Pachano, en una entrevista íntima con Teleshow)

“Soy una mujer muy fuerte, buena y brava“, dice Sofía Pachano, quien a los 30 años debió enfrentar una situación delicada cuando se enteró de que Aníbal Pachano tenía cáncer de pulmón con metástasis en el cerebro. Y entonces, Sofía debió ser muy fuerte: la enfermedad de su padre la empujó a cambiar su manera de ver la vida y de relacionarse con los demás.

Mientras acompañaba al coreógrafo en su recuperación, se dio cuenta de que su cuerpo había cambiado: subió unos 8 kilos y llegó a pensar que sufría hipotiroidismo. Hizo una consulta médica y descartó tener ese trastorno. “En un momento, yo hice el clic: este es el cuerpo o los kilos que gané por enfrentar el momento difícil que estaba viviendo”, le confiesa la actriz a Teleshow. 

Por esta circunstancia, y al trabajar con su imagen, Sofía temió no conseguir trabajo. Y así, tuvo que ser brava para luchar contra los prejuicios propios y ajenos, como cuando una espectadora se le acercó luego de una función para preguntarle por qué estaba “más gordita”. Este cuestionamiento la llevó a escribir un descargo en Instagram sobre cuánto le costó aceptar su nueva figura y para cuestionar los actuales estereotipos de belleza.

“Soy Sofía, tengo 30 años, mido 1,57 y peso 58 kilos. Mi peso toda mi vida fue desde 50 a 52, y a los 22 años pesaba 47, 48 por todo lo que bailaba. Nunca sufrí un trastorno alimenticio por suerte. El año pasado llegué a pesar 60 kilos. No me entraban los shorts, los pantalones. ‘¿Qué me pasó?’, me preguntaba”, señaló en la red social.

“Básicamente pasé un año muy difícil y encontré el placer en mi segunda profesión que es la gastronomía. Asados con amigos, salir a tomar un trago, viajar y comer de más”, agrega la actriz que está participando en el musical Chorus Line y regresará al Súper Bailando 2019, en el que su papá también estará como el jurado del BAR. Y allí, en la arena de ShowMatch, escenario de conflictos y polémicas mediáticas, ¿Sofía podrá demostrar ser buena?

—¿Cómo te sentís en este momento de tu carrera?

—Bien, estoy muy contenta. Chorus Line era un desafío. Hace mucho que no bailaba. El nivel de todos mis compañeros es sublime y yo tenía que volver al ruedo (risas). También fue un desafío cantar. Es algo que vengo haciendo hace muchos años, pero la gente por ahí no conoce.

(Sofía Pachano habló de los estereotipos de belleza)

—Contame sobre Chorus Line y tu personaje.

—No hay protagonistas en Chorus Line. Es una obra que se estrenó en Broadway en 1975 y tuvo récord de funciones por más de 15 años. Una locura. Trata sobre la historia de la línea de coro, los que están detrás del protagonista. Esta obra fue tan importante mundialmente porque pone a toda la línea de coro de protagonista. Mi personaje es Valerie Clark, una aspirante a un puesto en la obra musical que están por realizar. En ese momento lo revolucionario del personaje era que se había realizado operaciones estéticas para conseguir trabajo. Ahora todas tenemos alguna cosa (risas), pero en 1975 era muy controversial.

—¿Cómo estás en tu vida personal?

—Bien, estoy en una situación personal compleja por lo que de público conocimiento de lo que le sucede a mi papá, pero estamos enfrentándolo de la mejor manera posible.

—En Instagram hiciste una publicación sobre cómo cambió tu figura, que llegaste a pesar 60 kilos cuando tu peso promedio siempre fue de 50 y 52 kilos. Contaste cómo tuviste que luchar contra tus propios prejuicios y los ajenos para aceptar tu cuerpo, en medio de una situación familiar complicada por la salud de tu papá.

—Una espectadora me preguntó si estaba más gordita, como si me hubiera pasado un tren por encima. Le contesté: “Si tenés un rato, te cuento el año”. Después, subí un Instagram storie y tuve 300 mensajes. Algunos me decían: “Nosotras pensamos que ustedes son perfectas porque están en la tele”. En mi caso, no. Siempre fui abierta sobre lo que me sucedía. Si estás atravesando una enfermedad como la que tiene mi papá, no podés salir a decir: “Estamos bárbaros”. Lo enfrentamos de la mejor manera. Tuve un año muy difícil, con cambios físicos. Vivimos en una sociedad muy cruel en cuanto a lo estético. Hay un solo ideal de belleza y si no encajás ahí, no encajás. Aunque en las mujeres es un poco más cruel porque el hombre tiene más permisos. Léase: tener panza (risas). En mi caso, a los 22 años tenía otro físico del que tengo ahora, a mis 30. Además cambiaron mis gustos: me gusta comer mucho más o disfrutar de un buen vino. No sé, me cambió el metabolismo.

—¿Qué sentís cuando te mirás al espejo?

—Que buena pregunta: ¿estoy en terapia? (risas). Veo a una mujer muy fuerte, antes veía más a una niña. Aunque trato de mantener a mi niña porque sino tenés que crecer muy rápido en muchas cosas de la vida. Creo que soy muy fuerte, buena y brava.

—Cuando te mirás al espejo, ¿te gusta tu cuerpo?

Tuve que amigarme con ciertas situaciones. Este jean me va más apretado que el año pasado. Este el cuerpo que elegí transitar. Encima estamos hablando de algo estético, no es que tengo una enfermedad que me hace poner en riesgo mi salud. En un momento, yo hice el clic: este es el cuerpo o los kilos que gané por enfrentar el momento difícil que estaba viviendo.

—También fuiste al médico.

—Fui al médico para hacerme un chequeo a ver si tenía hipertiroidismo porque tenía antecedentes familiares. El médico me dijo que estaba perfecta, tenía un análisis espectacular. Y yo decía: “¡¿Cómo no me salió hipertiroidismo?!”. Hubiera sido más fácil que decir “comí de más”. En verdad encontré el placer en situaciones como comidas con amigos, yo soy gastronómica también. Además crecí: el cuerpo te cambia. Un montón de mujeres me escribieron: “Yo no tengo el mismo cuerpo que cuando era más chica y a los 45 y con dos hijos tengo la misma presión que a los 20”. ¡Chicos, no me va a cerrar el pantalón de la misma manera! (risas). Esa es una presión que estaría bueno empezar a cambiar desde los medios. Hay marcas que eligen otras modelos también, más reales.

—En general las mujeres sufrimos presión por el cuerpo, pero mucho más las actrices y bailarinas que viven de su cuerpo…

—Eso fue lo primero que me sucedió. Dije: “Si estoy más gordita no voy a entrar en tal casting”. Después me di cuenta de que que si un productor no me elegía por eso era un tarado. Si tengo que hacer de alguien muy flaco, un personaje que está transitando una enfermedad como en su momento la China (Suárez) hizo en Abzurdah, bueno, te entiendo. Ella también tuvo que adelgazar para ese papel. Pero si tengo que hacer un papel cómico como en Chorus Line... Lo más divertido es que le dije a Ricky (Pashkus): “Tranquilo Ricky, yo voy a adelgazar”. Me miró y me contestó: “¿Pero qué te pasa?” (risas). Él no te me estaba diciendo nada, no me exigió que bajara de peso.

—Además de actuar, trabajás en gastronomía, ¿cuándo empezaste a dedicarte a este rubro?

—Me gusta cocinar desde que soy chiquita. Empecé con un blog en 2016, como un hobby en un momento en el que los blogs estaban muy de moda, antes de Instagram. Compartía recetas y al tener popularidad me parecía que tenía que estudiar. Me puse a estudiar en el IAG (Instituto Argentino Gastronómico), hice los dos años de Profesional Gastronómico y terminó siendo una segunda profesión. Más allá de las recetas que puedo compartir y de las marcas que me puedan contratar, también hice temporadas en Taste, un canal digital. Viajé gracias a ellos, y ahora estoy viajando con otra marca.

—¿Cómo es la relación con tu papá? ¿Fue cambiando a raíz de su enfermedad?

Teníamos una relación tirante. Muchas veces la prensa dijo que nos llevábamos mal. Yo a veces lo bajo a la realidad. Tengo amigos que no se llevan mucho con los papás. A mí me educaron con una libertad de pensamiento, y creo en mis propias ideas. Después (a mis papás) se les dio vuelta todo (risas). Esos eran los choques: que en muchas cosas pensamos muy diferente. Las enfermedades, como en este caso un cáncer, pueden hacer que dejes de lado esas diferencias. Lamento tener que comunicar esto a la gente, que haya sucedido esto para que ambos hagamos un cambio. Antes explotábamos por algo y no nos hablábamos por una semana. Ahora es diferente. Seguimos explotando, por supuesto (risas), porque no es que cambió todo y ahora es maravilloso. Seguimos pensando diferente, pero la reacción es otra. Realmente ahora nos comunicamos de otra manera.

—Después de haber pasado por la internación de tu papá, ¿cambió tu manera de vivir la vida?

—Sí, totalmente. Por eso lamento que haya sucedido esto para darme cuenta de que la vida puede ser muy corta. Mi papá es joven, tiene 64 años, pero también me ha sucedido con amigos que han tenido cáncer o se han ido de este mundo muy rápido. Uno se preocupa realmente por cosas que no valen la pena. Estamos viendo todo el tiempo la vida del otro. En la Argentina vivimos en una sociedad particular y si tenés la posibilidad de viajar no es tan así. Sí está el mundo del espectáculo, pero estamos muy preocupados todo el tiempo por lo que le pasa al otro. Inclusive en nuestros micromundos, no solamente lo que le pasa a alguien famoso. En el barrio, en las oficinas debe suceder también. A mí me cambió mucho eso. La manera de intentar no hacer las cosas porque las tengo que hacer, sino hacerlas porque realmente quiero. Y estar con la gente que realmente quiero estar.

—¿Cómo vivís este momento en el que gran parte de la sociedad sale a pedir por sus derechos, como la legalización del aborto?

—Estoy muy feliz de que podamos tener voz. Noto, también, que hay una división tremenda en la sociedad. En el Día de la Mujer, el 8 de marzo, por ejemplo, había un montón de gente que posteaba que era “provida”, pero vi a una sola chica con el pañuelo celeste en la marcha. Ese era el día de luchar por los derechos de la mujer. Yo hubiera marchado con alguien que piensa distinto. Me pone mal que estemos divididos. Muchas veces te dicen: “Vos sos abortera”. Pienso que el aborto tiene que ser legal porque sucede, no estoy hablando de una cuestión moral. ¿Por qué yo te voy a juzgar por abortar? No soy nadie para meterme en tu vida, si no querés tener un hijo. Yo no sé si podría abortar. No pasé por esa situación, pero me parece que la ley tiene que estar. Mientras seguimos debatiendo sobre aborto legal, los femicidios siguen sucediendo. Y no hay educación sexual en ningún lado. A mi papá le pasó, contrajo HIV y era un tipo educado. Desde que él lo hizo público, siempre dijimos que había que usar preservativo. En los colegios, en las casas, no se habla de sexo. Estas revoluciones tienen que ser muy voraces para que después todo se acomode.

—¿Cómo ves a las actrices que salieron a contar que fueron acosadas, como la denuncia que hizo Calu Rivero?

—Lo vi espectacular, eso sucede todo el tiempo. Me parece bien que las actrices que lo pasaron lo cuenten por esto mismo que decimos del modelo. Por ahí alguien en un círculo más chico se anima a salir. Todo el tiempo te acosan.

—¿Sufriste alguna situación de acoso o de abuso?

—Sí, otro tipo de acoso por ahí más psicológico, pero sí me ha pasado. Yo era muy chica. Me lo banqué un tiempo y después un día le contesté muy mal y le puse los puntos. Era un productor. Era un acoso verbal, pero yo no quería que me dijera nada. Y era una situación de poder porque yo era contratada en ese lugar. Me parece genial que suceda, que lo digamos. Lo importante es que nos sintamos acompañadas. No hay que dudar en hacer la denuncia si un jefe te acosa, te toca. Calu (Rivero) pudo elegir irse, se la bancó que es un horror. Hay gente que no se puede ir porque por ahí tenés una familia que alimentar, necesitás ese sueldo y te tenés que comer un acoso en el trabajo. Me parece tremendo, pero siento que de a poco, con pequeños cambios, que no son pequeños, esto va a ir cambiando para otro lado.

—Estoy sola, disfrutando de mi soltería. No sé si es mi mejor momento, a mí me gusta estar en pareja. Pero aunque me gusta, no quiere decir que me voy a poner en pareja con cualquiera. No sé si estoy abierta al amor. Transito la vida y si alguien se me cruza y está en el mismo camino con los mismos objetivos, con amor como base, funcionará. Por ahora no está pasando.

—¿Te quedan sueños por cumplir?

—Sí, hace mucho que no actúo en una tira y me gustaría volver. También, a mí me gusta mucho viajar, todo lo que hago con la gastronomía, conocer culturas, la conducción gastronómica me divierte y lo disfruto. Yo estoy metida en la producción porque me gusta. No sé si es un sueño porque ya lo hice, pero me gustaría seguir haciéndolo.

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