En una entrevista radial, los ex integrantes de la fuerza de seguridad provincial, Javier Varela y Domingo Reynoso, presentaron el plan estratégico de seguridad en el que vienen trabajando desde hace tiempo dentro del espacio del Partido Libertario. Aseguraron que el proyecto contempla una reforma integral de las estructuras policiales, con una planificación a diez años, y criticaron la improvisación política que, a su entender, ha llevado al fracaso reiterado en la materia.
“El área de seguridad no puede seguir siendo un picadero de carne donde se alternan jefes policiales sin planificación alguna. No puede haber tres jefes de policía en menos de cuatro meses”, cuestionó Varela, y añadió: “El problema no es el chancho, sino quien le da de comer. La política no tiene una definición clara del rumbo en seguridad”.
Ambos remarcaron que el equipo de trabajo se compone por profesionales con trayectoria, entre ellos comisarios retirados como Herrera, Leguizamón, Varela, y otros especialistas cuya identidad prefieren mantener en reserva. “No somos una comisión, somos un equipo. Cada uno aporta desde su experiencia para un objetivo común”, explicó Reynoso.
El plan se estructura en tres ejes: uno interno, que aborda la reorganización, reequipamiento y capacitación de las fuerzas; uno externo, orientado a la ciudadanía y la prestación del servicio de seguridad; y un eje legal, que propone actualizar la normativa vigente. “La última ley de seguridad pública es de 2015 y ni siquiera ha sido reglamentada. A veces se aplica esa norma y otras, la ley orgánica de 1991. Así no hay seguridad jurídica para nadie”, denunció Varela.
También propusieron la creación de superintendencias regionales —en Belén, Capital y Recreo—, una Dirección de Investigaciones en el interior, un Instituto Universitario y hasta un Policlínico Policial. “No puede ser que la policía tenga dos aeronaves y estén fuera de servicio”, señalaron.
Críticas al modelo actual
Varela y Reynoso destacaron la figura del actual jefe de policía, Marcos Herrera, con quien comparten trayectoria, pero cuestionaron el sistema que, a su entender, convierte a los jefes en fusibles de un problema más profundo. “Esto es como el ajedrez: se sacrifica al peón para salvar al rey”, graficaron. Y apuntaron: “Hay policías y hay gente disfrazada de policía. Si la política mete gente por la ventana, después todo se complica”.
Finalmente, consideraron un error haberle quitado el rango ministerial a las áreas de seguridad, educación y salud.