La vacuna terapéutica Vaccimel comenzó a aplicarse en el Hospital María Curie. Es efectiva en estadios tempranos de melanoma. Representa más de treinta años de investigación pública.
La vacuna Vaccimel, desarrollada por científicos argentinos tras más de tres décadas de trabajo sostenido, ya está disponible en el Hospital de Oncología María Curie. Se trata de un tratamiento terapéutico —no preventivo— diseñado para personas que ya fueron diagnosticadas con melanoma cutáneo en estadios tempranos. Presentada por investigadores del CONICET y producida por el Laboratorio Pablo Cassará, demostró una eficacia del 72,8% en ensayos clínicos, superando los resultados obtenidos por tratamientos convencionales.
“Se aplica a pacientes que ya tienen la enfermedad. Es una estimulación del sistema inmune para generar glóbulos blancos capaces de eliminar las células tumorales”, dijo la investigadora Marcela Barrio, integrante del equipo que desarrolló la vacuna.
Vaccimel actúa mediante la estimulación del sistema inmunológico, potenciando la formación y diversidad de linfocitos capaces de reconocer y eliminar células tumorales. A diferencia de los tratamientos habituales —como quimioterapia, radioterapia o anticuerpos monoclonales—, esta vacuna no afecta a las células sanas y se asocia a una calidad de vida superior durante el proceso terapéutico.
Barrio explicó en declaraciones radiales que se trata de un enfoque completamente distinto al de las vacunas preventivas: “Esta vacuna no es preventiva del melanoma, sino terapéutica. Se aplica a pacientes que ya tienen la enfermedad. Es una estimulación del sistema inmune para generar glóbulos blancos capaces de eliminar las células tumorales”.
Barrio subrayó que los tratamientos hoy disponibles para estos estadios tempranos suelen implicar toxicidades importantes, algo especialmente sensible porque muchos pacientes quedan aparentemente libres de tumor tras la cirugía. En ese escenario, una terapia que evite efectos adversos severos es crucial.
En contraste, Vaccimel provoca solo “toxicidad local mínima, sin secuelas permanentes, y puede administrarse de manera complementaria a otros tratamientos sin comprometer la vida cotidiana del paciente”.
Fuente: Página 12




