Fuente: Multimedios Abaucán

Los egresados, entre los que se encuentran Técnicos en Higiene y Seguridad, están siendo intimados por sus empleadores para presentar los títulos que legalmente les corresponden, enfrentando la amenaza de ser cesanteados si no lo hacen. Algunos ya han sido reemplazados por profesionales de otras provincias o incluso extranjeros, ante la incapacidad de presentar una certificación oficial que avale sus estudios. “Estudiamos, nos preparamos, nos esforzamos durante años, pero el Estado provincial nos da la espalda en el momento más crucial de nuestras vidas”, manifiestan con desesperación.

El daño es devastador y no se limita solo al ámbito laboral. Muchos de estos jóvenes, oriundos de Fiambalá, son el principal sustento de sus familias. Algunos deben mantener a hijos pequeños, otros cuidan de familiares enfermos o discapacitados. Para ellos, la pérdida de empleo significa la caída en la pobreza y la indigencia, una consecuencia directa del desinterés de las autoridades.

“Es injusto que después de todo el sacrificio que hicimos tengamos que mendigar por un título que nos corresponde. La provincia no responde, nos ignoran completamente. Mientras tanto, nuestras oportunidades laborales se desvanecen y nuestras familias sufren las consecuencias”, lamentan los técnicos, que ya ven cómo las empresas de la zona les han dado un ultimátum para presentar sus documentos o perderán sus puestos de trabajo.

En diálogo con la prensa expresaron su preocupación: “El Colegio Único de Profesionales de la Higiene y Seguridad en el Trabajo Catamarca (CUPHST)

ya no nos quiere renovar las matrículas porque no contamos con el título oficial. Sin esa matrícula, no podemos ejercer legalmente, y la Policía Minera también nos impide trabajar sin ella. Nos están dejando sin trabajo, sin futuro, sin respuestas”.

A pesar de que las autoridades del IESF aseguran haber cumplido con todos los trámites administrativos, el Ministerio de Educación de Catamarca y el gobierno provincial parecen haberlos olvidado. La burocracia está aplastando el esfuerzo y las aspiraciones de una juventud que soñaba con un mejor porvenir, y lo más alarmante es que no hay señales de que la situación vaya a resolverse pronto.

Este abandono institucional tiene un efecto dominó devastador en toda la comunidad de Fiambalá, donde la falta de títulos no solo afecta a los egresados, sino también al desarrollo económico y laboral de la región. Los jóvenes que deberían estar aportando sus conocimientos y habilidades en sus campos, están siendo empujados al desempleo, la frustración y la incertidumbre.

El llamado de estos profesionales es desesperado: necesitan que el gobierno de la provincia actúe con urgencia para resolver esta situación crítica. La juventud de Fiambalá, una vez llena de esperanzas y proyectos, se ve ahora atrapada en una red de desinterés y abandono por parte de quienes deberían velar por su futuro. ¿Cuánto más tendrán que esperar para obtener lo que por derecho les corresponde? ¿Cuánto daño más deberán soportar ellos y sus familias antes de que alguien en el gobierno provincial se digne a hacer algo?

Lo que está en juego no es solo la carrera profesional de un grupo de egresados, sino el bienestar de toda una generación que, por culpa de la inacción gubernamental, ve cómo sus sueños y esfuerzos se desmoronan.