En el inicio del juicio contra Marcelo Macarrón, Facundo y Valentina efectuaron una férrea defensa del padre y plantearon otra hipótesis.
Recién se estaba asomando a la vida. Tenía 16 años, edad en la que los adolescentes se sienten invencibles mientras comienzan a construir las bases de su identidad.
Ella había viajado a Estados Unidos, donde perseguía el sueño de progresar jugando al golf. Fue en aquel país que recibió la peor noticia: en su casa de Río Cuarto, habían asesinado a su mamá, Nora Raquel Dalmasso.
A los 16 años, Valentina supo que no existían los invencibles. Soportó que su madre fue expuesta, utilizada, ultrajada aún muerta. Nunca hasta ahora había podido manifestar en público lo que sentía por dentro. Se sostuvo como pudo, aferrada a los suyos.
Viajó a la ciudad de Córdoba, se aferró a la Nutrición, continuó con el golf, regresó a Río Cuarto, abrió su propio local de comidas saludables, se enamoró, se casó y se fue a vivir a Mendoza. “Soy mamá”, se define ahora parada frente a los Tribunales de Río Cuarto.
Quince años y tres meses desde que mataron a su mamá. La mitad de su propia vida. La eternidad judicial en forma de prescripción. Sólo su papá en el banquillo.
Este lunes, por primera vez Valentina saltó a la opinión pública. Ya nadie habló en lugar de ella. Fue su voz la que alzó. Junto a su hermano Facundo, se puso a la par de Marcelo cuando llegó temprano para afrontar el juicio en su contra, por haber encargado el crimen de Nora. “¡Dejenlo en paz! Pobre hombre”, intentaba gritar Valentina mientras los micrófonos rodeaban al traumatólogo y le impedían ingresar pronto al juicio.
Entraron, pero se fueron. Facundo y Valentina no pueden asistir a las audiencias hasta que declaren como testigos la semana que viene. Pero regresaron a las 15. En las afueras, amigos y familiares de los Macarrón habían organizado una manifestación de apoyo. La primera muestra pública a favor del viudo. En total, fueron unas 50 personas.
Y en medio de ellas, aparecieron otra vez Facundo y Valentina. Defendieron la inocencia de su papá, criticaron la somnolencia judicial en este caso, reclamaron justicia, recordaron las burlas a Nora y al propio Facundo, resaltaron que los fiscales parecieron preocuparse más por la familia Macarrón que por el resto de los sospechosos y dejaron planteada la clave de lo que se viene en este juicio: apuntaron a un empresario. ¿Al Francés?, se le preguntó allí. “Ajá”, respondieron. Dijeron que aún no pueden decir mucho más porque aún deben declarar en el juicio. Pero aseguraron que frente al Tribunal no van a titubear en señalar de quién se trata.
Nadie tuvo dudas de que apuntaron en contra de Miguel Rohrer, a quien en Río Cuarto se lo conoce como “el Francés”. Se trata del exrepresentante de la empresa Del Monte Fresh en Río Cuarto (cerró sus oficinas tras el crimen), un hombre con intereses también en Santa Fe y Buenos Aires, vinculado al negocio agropecuario.
Marcelo Macarrón.
Años atrás, junto a su mujer, Nora y Macarrón viajó a las Islas Vírgenes, un paraíso en el que los cuatro se sacaron una foto que luego del crimen comenzó a generar otros comentarios.
En 2016, cuando el fiscal Daniel Miralles imputó por primera vez a Macarrón en este causa, acusándolo de ser el autor material del homicidio, el médico supo apuntar contra “el Francés”.
Fue entonces que el empresario se ofreció a realizarse un examen de ADN, aunque nunca terminó imputado.
Su nombre siempre rondó en esta causa. El 12 de enero, a menos de dos meses del crimen, declaró como testigo y admitió ser muy amigo del matrimonio. Tuvo que desmentir haber sostenido una relación sentimental con la víctima.
Tiempo después, trascendieron una llamativas escuchas a dos agentes de la ex-Side quienes planteaba gruesas sospechas en su contra.
Pero jamás se le demostró nada que lo involucrara de manera directa en el asesinato de Nora.
Ahora, los hijos de Macarrón y Dalmasso volvieron a ponerlo en el centro de la escena.
Para Facundo y Valentina, el juicio que comenzó hoy plantea un doble desafío: reclamar justicia por su mamá asesinada y, también, por la inocencia de su papá.
Para Valentina, también significa intentar juntar algunas vez los pedazos arrebatados con los que tuvo que reconstruir su propia identidad.
“Estamos apoyando a mi papá porque es totalmente inocente”, comenzó a explicar Valentina en la tarde de este lunes. “Mi hermano estuvo cinco años imputado, ahora mi papá, nosotros necesitamos darle un final a todo esto y que mi mamá también pueda descansar en paz”.
“Nosotros hemos aportado un montón de pruebas y nunca le hicieron caso a eso, siempre se fueron por otras líneas investigativas que no tiene nada que ver con lo que sucedió en su momento”, planteó.