Creció el uso de las inyecciones para adelgazar y advierten sobre la venta descontrolada sin recetas

Se multiplicó por 5 el consumo en menos de un año. Una cámara oculta de Telenoche muestra cómo se consigue sin receta en farmacias.

Es la droga del año y empezó a ser tema de conversación hasta en los brindis de amigos previo a las Fiestas. “Bajé 10 kilos. Me empecé a inyectar. Me pasó el dato Claudio. A él también le funcionó”, cuenta en una cena de colegas Ramiro.

“Mi cuñada, el esposo y la hija usan la droga sin seguimiento médico”, dice un farmacéutico que además confirma la alta demanda de las inyecciones.

“Yo vendo sin receta. Imaginate que en general se vende poco y esa droga la piden. Ya vendí 20 cajas y ahora voy a pedir otras 20 más. La gente viene, pregunta y se lo lleva”.

Efectivamente. Así de fácil y peligroso. Una cámara oculta de Telenoche muestra que se puede acceder a la droga contra la obesidad sin receta y lo que es peor, sin control.

“No, pero sí”, dice el farmacéutico cuando la paciente de la cámara oculta pregunta si puede comprar la inyección sin receta. “Esto sirve para bajar de peso, ¿no?“, dice ella para demostrar que era su único interés. ”Sí, sí funciona. Te la aplicas una vez a la semana. Acá en la caja tenés cuatro inyecciones. Te pinchas en la panza como si fueran las agujas del reloj”, dice.

Los especiales advierten sobre la obsesión por la delgadez que se potencia en verano, por la mayor exposición física en esta época del año. La droga, dicen, es efectiva, pero la automedicación y el uso estético son peligrosos.

“La droga no puede suministrarse fuera de prospecto”, señala María Virginia Busnelli (MN 110351), médica especialista en Nutrición con orientación en obesidad.

“Hay que prescribirlo bien. Esa prescripción es para personas con un índice de masa corporal mayor a 30, que es obesidad, y personas con un índice de masa corporal mayor a 27, es decir, con menos peso, pero que tengan enfermedades asociadas al exceso de grasa corporal”, indica Busnelli, presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición y autora de ¿Es estrés o tu tiroides? Y cuanto te pesa tu peso

Las inyecciones para adelgazar
Las inyecciones para adelgazar son la nueva moda en la Argentina. El crecimiento es contundente: su uso se multiplicó por 5 en apenas 5 meses. Hoy hay unas 150 mil personas en tratamiento y se cree que el año próximo podría llegar al millón.

Se trata de dos drogas: la semaglutida y la tirzepatida.

Todo comenzó con el Ozempic (semaglutida). Indicado para la diabetes, demostró ser efectivo para bajar de peso. Fue usado fuera de prospecto -off label- para la obesidad hasta que Novo Nordisk, el laboratorio de origen danés que desarrolló Ozempic, lanzó un fármaco exclusivo para adelgazar. El Wegovy llegó a la Argentina el 14 de octubre.

Se lo conoce como el “Ozempic recargado”, porque es más potente. Esto es así porque la dosis de semaglutida cambia según se trate de una persona con diabetes o un paciente con obesidad. Está aprobado desde los 12 años de edad.

El laboratorio ELEA, de capitales nacionales, lanzó las versiones locales de Ozempic y Wegovy. Son Dutide y Obetide, respectivamente. La droga en todos los casos es la semaglutida.

La aparición de estos nuevos fármacos en el mercado hizo que los precios bajaran. En abril, una caja de Ozempic (4 inyecciones, se aplica una por semana) costaba $ 653.358,31. Hoy está a la mitad.

El mapa revolucionario contra la obesidad tuvo otro hito con la tirzepatida, de doble acción, análoga de dos hormonas (GLP-1 y GIP) que ofrece mayor pérdida de peso, de alrededor del 24%. Desde el 10 de diciembre se vende en las farmacias con el nombre comercial Mounjaro.

Muy importante: cada una de las opciones requiere prescripción médica obligatoria. Aun así, ¿qué facilita que se pueda acceder tan fácilmente? La venta es bajo receta, pero como no es archivada, la farmacia no está obligada a retenerla, salvo que la compra sea a través de una obra social o prepaga.

Todo es tan vertiginoso que el 23 de diciembre, Estados Unidos aprobó la píldora de Wegovy. Un hito en los tratamientos sin inyecciones. El costo de la dosis inicial para el tratamiento mensual -una píldora por día- será de 149 dólares en EE.UU.

Las nutricionistas Carla Gauna, María Victoria Di Paolo y Virginia Busnelli advierten que el fármaco debe tener sí o sí prescripción médica.

Efectiva, sí, pero no para todos
“Que la gente pueda ir a la farmacia y conseguir el fármaco sin receta es grave, porque uno debe hacer hincapié que la salud no es solo el descenso de tres o cuatro kilos en la balanza. Estos fármacos son efectivos, pero siempre se tiene que tener una supervisión médica. Además, no es una solución mágica. Tienen que ir acompañados de cambios de hábitos alimenticios y de actividad física”, indica María Victoria Di Paolo, médica nutricionista (MN:132076 / MP: 230277).

“El uso de los fármacos sin supervisión es un riesgo siempre. Porque vos ves que el número de la balanza cambia, pero vos no sabés qué está cambiando realmente. Vos podés bajar muchos kilos de pronto. Pero no sabés qué estás bajando. Quizá es músculo y no grasa. Por eso es fundamental el seguimiento de los pacientes por un profesional”, señala Carla Gauna (MN 120.187), médica clínica y nutricionista experta en Obesidad y autora de La razón de tu peso.

Un uso indiscriminado y sin control médico potencia los riesgos por las contraindicaciones y los efectos adversos. Las especialistas coinciden que los efectos secundarios más comunes son gastrointestinales, como vómitos, náuseas, diarrea, estreñimiento y dolor abdominal; y los más graves incluyen pancreatitis y problemas de vesícula.

Paula Iglesias empezó el tratamiento en junio y en seis meses bajó 20 kilos. Al principio tuvo vómitos. “Yo arranqué y me costó unos días adaptarme. Me sentía mal. Vomitaba. Comía algo y ya me sentía llena. Sin el acompañamiento de mi médica hubiese sido imposible.”, dice.

Antes de empezar con las inyecciones, Paula se hizo una batería de estudios por prescripción de su nutricionista. “Eso es muy importante: que un médico te controle y te asegure que todo esté bien. Yo por ejemplo bajé siete kilos en un mes, pero fue porque me detectaron que tenía algo parecido al SIMO”.

Un estudio de Harvard Health advirtió que cuando las náuseas o los vómitos no ceden, pueden tener lugar complicaciones como cuadros de deshidratación, problemas renales o desnutrición.

Crecimiento exponencial: su uso aumentó 5 veces en 5 meses
“En 2024 se trataban con GLP1 (la hormona de saciedad análoga presente en la semaglutida) unos 30.000 pacientes por mes. Hoy esta categoría está en 150.000 y están incrementándose. Es decir, que aumentamos el acceso por 5 y probablemente esto siga de manera exponencial”, confirman desde el laboratorio ELEA.

El 1 de diciembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el uso de estas drogas para combatir la epidemia mundial de obesidad.

“La obesidad afecta a personas de todos los países y se asoció con 3,7 millones de defunciones en todo el mundo en 2024. Si no se adoptan medidas firmes, se calcula que para 2030 se duplicará el número de personas con este problema de salud”, dice la OMS en su informe.

La obesidad afecta a más de mil millones de personas en el mundo. En la Argentina, a 6 de cada 10 adultos. El 41% de los chicos y adolescentes de entre 5 y 17 años tienen sobrepeso y obesidad en una proporción de 20,7% y 20,4%, respectivamente.

“Los datos oficiales surgen de la última encuesta de factores de riesgo que es del año 2018. Creemos que después de la pandemia la situación empeoró. Es decir, hay más gente con posibilidad de usar esta medicación”, señala Busnelli, presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición.

Las dos conclusiones de la OMS:

. “Los análogos del GLP-1 se pueden prescribir a adultos -excepto a embarazadas- para el tratamiento prolongado de la obesidad. Si bien se ha demostrado que controlan eficazmente la obesidad y mejoran los parámetros metabólicos y otros resultados clínicos, la recomendación es condicional debido a la escasez de datos sobre su eficacia y su inocuidad a largo plazo, el mantenimiento y la suspensión del tratamiento, su costo actual, la insuficiente preparación de los sistemas de salud y las posibles repercusiones en materia de equidad.

. Se pueden ofrecer intervenciones intensivas orientadas a modificar los hábitos que complementen el tratamiento con análogos del GLP-1, mediante programas estructurados que incluyan una alimentación saludable y actividad física. Esta recomendación se fundamenta en indicios de baja certeza que señalan que estas intervenciones pueden mejorar los resultados del tratamiento”.

Desde Hollywood a las redes
La “moda” por Ozempic la impuso Hollywood y explotó en las redes sociales con millones de visualizaciones. Elon Musk, el CEO de Tesla, la actriz Rebel Wilson y los cantantes Robbie Williams y Meghan Trainor son algunos de los que la usan. En Argentina, Carlos Maslatón y Ramiro Marra.

Es más: la tenista Serena Williams promociona una inyección de semaglutida. La publicación generó polémica porque la ganadora de 23 títulos de Grand Slam contó que solo con la inyección logró bajar los 14 kilos después de ser mamá.

La ex tenista Serena Williams usa y promociana una inyección de semaglutida.

La proliferación en las redes incluyen teorías a favor y en contra que aportan desinformación. “Esa confusión que generan las redes sociales es grave porque terminan usándola personas que no deberían y ahuyentan a los que sí la necesitan”, advierte Busnelli.

“Es una de las cosas que más nos preocupan. Por un lado: la desinformación en las redes sociales, y por el otro lado, el uso fuera de prospecto. Hay mucha gente abandonándolas porque se asusta por lo que dicen las redes sociales”, señala.

Faltantes por la alta demanda
Las especialistas coinciden: “Nunca antes en la historia de la medicina se vio un descenso de peso tan significativo con un medicamento como ahora, con los análogos del GLP-1, la semaglutida″.

Con la tirzepatida, los resultados son comparables con los de una cirugía bariátrica. Para los dietantes crónicos es un avance crucial. Sin embargo, no es para todos ni tampoco magia. “Vienen chicas al consultorio y me dice: ‘Mi amiga la usa y le funcionó’. Yo les explico que en algunos casos con una dieta y cambio de hábitos es suficiente. Inclusive a veces ni siquiera es la primera opción”, señala Gauna.

“La obesidad era considerada como un problema más del estilo de vida, de la cuestión de la voluntad, cuando realmente es una enfermedad crónica, no un problema de voluntad”, coinciden las especialistas.

En los laboratorios confirman que “a veces hay desabastecimientos temporarios porque la demanda realmente es contenida”. Es un fármaco que no “no tiene techo”.

Hasta hace poco no había disponibilidad ni cuando estaba a la venta: era tan caro que muchos abandonaban el tratamiento porque no lo podían sostener económicamente. Inclusive, la ANMAT alertó en julio último sobre unidades falsificadas, que se conseguían en el mercado negro: ventas por Telegram y Whatsapp.

La resolución de la ANMAT advertía: “El medicamento OZEMPIC no existe a nivel global en fórmula de administración oral (cápsulas o comprimidos) sino que solo se comercializa en fórmula inyectable. En el rótulo del producto falsificado, declara ser fabricado por la firma Pharma Argentina SA, la cual no posee antecedentes de habilitación ante esta Administración Nacional para importar ni para producir medicamentos”.

La situación cambió rotundamente en los dos últimos meses: inyecciones más baratas, más potentes, y ahora con la opción más práctica de vía oral.

En el laboratorio local estiman que la píldora estará disponible en la Argentina en 2026: “Nosotros la tenemos en desarrollo. Seguramente será rápido, ya que es la misma tecnología de Dutide oral. Luego viene el proceso de registro. Seguramente será entre 8 y 11 meses”.

Fuente / TN